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Nuestro cuerpo es frágil y va a terminar, pero el Señor lo va a glorificar, lo va a transformar con la resurrección, no podemos resucitar para ser los mismos de siempre, resucitaremos transformados, transfigurados, pero para que eso suceda necesitamos, aquí y ahora, creer en el crucificado, mirarlo ahí en su cruz, saber que la cruz es camino a la resurrección, dijo ayer el Arzobispo de Yucatán, Gustavo Rodríguez Vega, en la misa de confirmaciones que ofició en la iglesia catedral de esta ciudad.

—Queridos hermanos, en el evangelio de hoy, la palabra de Cristo nos invita que aceptemos nuestra propia cruz y a descubrir a Cristo en los desfigurados de este mundo.

Cuánta gente no tiene una buena figura, porque primero, a la mejor, no tiene con qué comprar ropa nueva, ropa buena de marca, como dicen los muchachos y, sin embargo, aunque no tengan con que vestirse, pero interiormente están vestidos como hijos de Dios.

Cuánta gente puede aparecer hasta repugnante por una enfermedad o por cualquier otro defecto y, sin embargo, son bellos a los ojos de Dios; por lo tanto, los criterios del mundo para juzgar la belleza humana no deben ser nuestros criterios y hay que pensar que, cualquier persona por más feo que nos pueda parecer, por más pobre, por más enfermo, esconde la gran dignidad de un hijo de Dios, la gran dignidad de un hermano nuestro y que a lo mejor una persona con cuerpo bello, con vestiduras elegantes, esconde un alma, un espíritu que no se ha cuidado, que vive más bien en la muerte.

Antes recordó que en la primera y segunda lectura cuando Jesús permitió a sus apóstoles ver su gloria, lo hizo para prepararse para la cruz. Ahora lo ven transfigurado y muy pronto lo verán desfigurado en la cruz, él quiere entonces que lo reconozcan y que cuando oigan hablar de la resurrección, crean que este hombre glorioso se entregará a la muerte y después de manera gloriosa resucitará de entre los muertos.

Ya estaba escrito que el Mesías tenía que padecer y morir, así lo decían todos los profetas y estaba escrito en la ley de Moisés, pero las escribas del Antiguo Testamento no lo entendían o no lo querían entender; por eso aparece Jesús transfigurado; Moisés y Elías son una representación de todo lo que dice el Antiguo Testamento y como ahí se anunciaba su muerte su pasión, su resurrección, los apóstoles fueron testigos y Jesús les dijo: “No le digan a nadie nada de esto, hasta después de que el hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos”.

—Por eso los invito a que acepten su propia cruz y descubrir a Cristo en los desfigurados de este mundo. Pidámosle al señor que nosotros sepamos cuidarnos integralmente cuerpo y alma y que olvidemos que lo más valioso que hay en nosotros y en los demás, es nuestra realidad interior y que no nos iremos, estamos para reconocer a Cristo desfigurado en la cruz y a nuestros hermanos que a lo mejor no van a tener la mejor presencia física, pero tienen la dignidad de ser hijos de Dios, de ser rescatados por nuestro Señor Jesucristo.

(Víctor Lara Martínez)

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