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Yucatán

Las patadas en el PRI

Rafael Mis Cobá

El cabezón sobrino procuró terminar temprano sus actividades laborales para instalarse y ver el encuentro entre México y Paraguay, en esta nueva etapa con el “Tata” Martino, emocionado y esperanzado luego de que la semana pasada el tricolor le metió a Chile tres goles.

El travieso sujeto invitó a su hermosa tía Juanita para que lo acompañara a disfrutar el partido, y, para tenerla como una reina, le compró su dotación de panuchos y le preparó una jarra bien fría de horchata.

El tío “Chupi”, aunque es de poco hablar, también gusta del deporte de las patadas y, por tanto, también se coló y acompañó a su amada Juanita para que, en trío, disfrutaran los parientes de las emociones futboleras en casa del cabeza de “lec”, ubicada en la Colonia Maya.

El sobrinín recordaba que su tío Chupirul tenía de ídolo a Garrincha, y no precisamente porque gozaba del mismo talento que el brasileño, sino porque los dos tenían las piernas chuecas, aunque ambos las sabían mover bien y resultaban efectivos para empujar goles.

—Tía Juanita, ¿te gustó el anterior triunfo del TRI?

—“Uay”, sobrino, me olió a venganza.

—¿Lo dices porque el anterior encuentro con los chilenos nos fue mal?

—Claro, “mejenkisín”, acuérdate que fue una goliza.

—“Maare”, tía, es cierto, Chile nos metió 7 en aquella ocasión, en la Copa América.

—¿Nos metió?, es mucha gente sobrino, yo no jugué.

—Bueno, así se dice cuando amas a tu selección.

—“Jelé”, sobrino, prefiero no amar entonces al TRI.

—Tía, quienes sí aman al tricolor son los cuatro candidatos que buscan ser los macizos de la dirigencia estatal.

—Esos son del PRI, sobrino, no confundas, que no es lo mismo “El mondongo de Tapachula”, que, “Tapa tu mondongo chula”.

—Bueno, son tricolores, tía y también están demostrando que saben darse de patadas.

—Pero mucho sobrino, los dos Panchitos, el tal Eloyito y Dieguito, no sólo se andan tirando patadas, sino también ganchos al hígado, puñaladas, piquetes al ojo y hasta uno que otro “k’oyazo”.

—“Uay”, tía, ¿por eso la dirigencia nacional les mandó ayer a cuatro miembros del Comité Ejecutivo Nacional del PRI para jalarles las orejas y otras cosas a fin de que se aquietaran?

—Exacto, sobrino, vinieron a darles sus “uasc’opes” para que no se salgan del “uacal” y generen más división en el TRI.

—Tía, el que generó división de opiniones ayer fue el alcalde de Mérida.

—¿Por qué, “mejenkisín”?, si Reni es bueno.

—Es que quería participar en un foro celebrado en la SSP relacionado con la aplicación del alcoholímetro para evitar accidentes y no lo dejaron los organizadores.

—¿Cómo es posible, sobrino?, era una oportunidad enorme para que aportara su experiencia como autoridad.

—El insistía e insistía, e incluso, quería tomar el micrófono pero no se lo permitieron.

—¿Acaso no tenía listo su discurso?

—Menos mal, tía, no necesitaba discurso, sólo quería dar su testimonio.

—“Uay”, es cierto, sobrino, cuando lo apergollaron en el Periférico por andar “chumín” en horas de la madrugada.

—Pero además, tía, iba a pedir perdón a los ciudadanos, ahora que está de moda solicitar los arrepentimientos.

—Sobrino, hablando de esas peticiones, el gobierno de España rechazó la solicitud que AMLO le hizo para que pidiera perdón por las matanzas e imposiciones hechas durante la Conquista.

—Es cierto, tía, el gobierno español dijo que no pedirá disculpas por las atrocidades cometidas contra los pueblos originarios hace 500 años.

—Sobrino, hay que pedirle a Peña Nieto que también pida perdón a los mexicanos por el caos en que dejó al país; a Fox igual, por las babosadas y burradas que a diario dice y sube en las redes sociales, y a Calderón, porque andaba siempre con su pomo aun despachando en Los Pinos.

El sobrino cabezón prefirió guardar silencio y encender la televisión para ver el encuentro que estaba a punto de empezar, antes que su curvilínea tía le exigiera que pida perdón por todos los disparates que dice cada vez que se encuentran.

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