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Pilar Faller Menéndez

Este polémico escritor que supo escandalizar a partidos políticos y al gremio de los escritores, José Maximiliano Revueltas Sánchez, nació en Durango en 1914 en un contexto complejo: cuatro años después de la Revolución Mexicana y un año después del asesinato del presidente Francisco I. Madero y en plena Guerra Mundial.

Mientras los hermanos mayores militaban en el Partido Comunista Mexicano, luchando por un lugar en la vida cultural de la capital, José comienza a forjar su carácter a la sombra de la inconformidad y la rebeldía, las cuales la acompañarán el resto de su vida. Descubre el otro lado de la realidad en la que había vivido, y encuentra calles sin pavimento, llenas de agua descompuesta y desperdicios, perros muertos, casas de adobe y una profunda pobreza, lo cual impacta su inocencia infantil e influye posteriormente en su creación literaria.

Abandona completamente su educación formal a los trece años, y toma como refugio la Biblioteca Nacional, en donde su lectura, influenciada por su padre y sus hermanos mayores, gira en torno a Dostoievski, la Biblia y la vida de los santos. Pero la inquietud que tiene sobre la existencia de Dios hace que investigue sobre otras religiones hasta llegar a la filosofía en donde se encuentra con el Manifiesto Comunista, el cual le impacta ya que esa doctrina mostraba una manera de redimir a los pobres y explotados en la Tierra.

El adolescente Revueltas es descubierto y se transforma en un problema, por lo que su madre le encuentra trabajo en una ferretería donde conoce a León Trotsky, su primer contacto con el comunismo, ya que en ese lugar se reunía con jóvenes para adoctrinarlos acerca de los derechos de los trabajadores, lo cual aumenta su interés por el marxismo y hace hasta lo imposible por ser miembro del Partido Comunista Mexicano, que en ese entonces era prohibido y vivía en la clandestinidad.

En 1930 se une como militante en el Socorro Rojo y por fin obtiene su carnet como miembro del partido, el cual tenía una gran popularidad y presencia en los sectores obreros y campesinos, logrando influir en los sindicatos de maestros, ferrocarrileros y electricistas, condenando a la democracia burguesa que no presentaba propuestas alternativas.

La década de los años treinta es la conspiración del Partido Comunista en la clandestinidad, ambiente que envuelve las aspiraciones de José Revueltas, donde se involucra, y es detenido por repartir panfletos del partido en 1932, y lo deportan, a la edad de 17 años, a las Islas Marías junto con otros camaradas entre los que se encuentra Evelio Vadillo, líder estudiantil, quien será un gran protagonista en su prosa.

Su estancia en las Islas Marías fue breve, ya que aún no cumplía la mayoría de edad, por lo que dura encarcelado cuatro meses. En 1934, el Partido lo envía a Tamaulipas para organizar una huelga entre el campesinado, donde es detenido y enviado nuevamente a las islas del Pacífico por nueve meses.

Pudiera considerarse que el primer escrito de José Revueltas fue el folleto “Joven trabajador: ¡acá está el camino!” el cual repartía a mediados de 1935, razón por la cual es reconocido y enviado como delegado a Moscú al Congreso Internacional de Juventudes Comunistas. En Rusia recibe una carta de su madre, en la cual le comunica la muerte de su hermano Fermín a la corta edad de treinta y tres años, por lo cual regresa un año después y se dedica a formar jóvenes comunistas y en la Secundaria Nocturna para Obreros en donde enseña Derecho Obrero.

La carrera literaria de José Revueltas inicia en 1938 cuando publica su primer cuento en el periódico El Nacional titulado “Foreing Club”, cuya trama es una huelga de taxistas. Ese mismo año, comisionado por el Comité Central de Juventudes Comunistas, parte a Mérida, Yucatán, donde permanece tres meses y colabora en el Diario del Sureste. Al mes siguiente, empieza a escribir en El Popular, que dirigió su camarada Vicente Lombardo Toledano y cuatro meses después publica un relato, “El abismo”, en la revista Ruta.

Su hermano Silvestre, músico destacado, muere en 1940, y al año siguiente, justamente el día que José termina su primera novela Los muros del agua, en la que relata su estancia en las Islas Marías donde conoce las historias del mundo del hampa con la de los presos políticos, pero su publicación no recibe crítica alguna.

Su segunda novela, El Luto humano, gana el Concurso Literario Latinoamericano, pero no es bien recibida por sus camaradas por presentar una visión pesimista que muestra una clara miseria que vive la mayoría del pueblo mexicano, lo cual lo lleva a la expulsión del Partido Comunista Mexicano. La primera reseña que recibe de su novela es de Octavio Paz, quien le vaticina un futuro prometedor.

A su regreso, en 1944 funda el grupo marxista independiente El insurgente y, sin alejarse de su vocación literaria, hace una adaptación para cine del cuento de Jack London “El mexicano”. Por su parte, ese mismo año publica un volumen de cuentos, tal vez uno de los más preciados por la crítica en México, titulado Dios en la Tierra.

La labor de José Revueltas como guionista es fecunda. En 1945 adapta las novelas Amor de una vida, de Ladislao Bus Fekete, y Cantaclaro, de Rómulo Gallegos; en 1946, el cuento de Ryan James “La paloma” con el título La otra y luego A la sombra del puente junto a Salvador Novo, en 1947 La diosa arrodillada, protagonizada por María Félix, y Que Dios me perdone, con argumento de Xavier Villaurrutia.

Junto con el grupo “La linterna mágica” estrena en 1948, en el Sindicato Mexicano de Electricistas, su obra de teatro Israel donde critica el racismo que vive una familia negra y un migrante en Texas, que se publica financiada por la Sociedad General de Autores de México. Ese mismo año ingresa al Partido Popular fundado por Vicente Lombardo.

En 1949 publica Los días terrenales de la cual obtiene una violenta crítica, ya que cuestiona el dogmatismo del Partido Comunista Mexicano, lo cual es un escándalo para sus camaradas y el político Enrique Ramírez y Ramírez lo acusa de comulgar con la filosofía de Sartre, que se contrapone con los principios de un comunista que se precie de serlo.

Al siguiente año, lejos de calmar la ira sobre Los días terrenales, lanza una provocación al poner en escena El cuadrante de la soledad, cuyo drama principal expone la vida de los grupos socialmente marginados, lo que enfurece aún más a sus camaradas, al grado tal que Pablo Neruda, que se encontraba en México, se declara decepcionado.

Ante la violenta crítica, Revueltas suspende las presentaciones de El cuadrante de la soledad y durante siete años deja de escribir novelas, ocupándose únicamente en guiones para cine. En 1956, después de una reflexión sobre su papel en la izquierda mexicana deja el Partido Popular y pide regresar al Partido Comunista Mexicano, donde es nuevamente admitido.

Publica una breve obra: En algún valle de lágrimas sin tintes políticos, así como la historia Los motivos de Caín en 1957, estas obras pueden considerarse un período de transición en donde el tema principal es el racismo que viven los mexicanos en los Estados Unidos, sin personajes complejos como en sus textos anteriores.

Continuando con su literatura política, publica en 1958 el ensayo México: una democracia bárbara narra la tradición del sucesor presidencial conocido como el “tapado” y dos años después es expulsado nuevamente por el Partido Comunista Mexicano, debido a sus críticas hacia el mismo, por lo cual ingresa al Partido Obrero-Campesino Mexicano, para posteriormente fundar la Liga Leninista Espartaco, junto a Eduardo Lizalde, Jaime Labastida y Enrique González Rojo.

A la par con su actividad política, publica Dormir en la tierra en 1960, un conjunto de cuentos que dedica a su hermano Silvestre, escribe guiones y participa en una huelga de hambre pidiendo la libertad del líder ferrocarrilero Demetrio Vallejo, y lo recluyen en la entonces Cárcel Preventiva de Lecumberri.

Después de ser liberado, viaja a Cuba a invitación del Instituto Cubano del Arte e Industrias Cinematográficos, donde permanece seis meses enseñando cine y colaborando con algunos guiones, los cuales se desconocen hasta la fecha.

De regreso a México, en 1962, finaliza Ensayo sobre un proletariado sin cabeza en el cual expone la inexistencia del Partido Comunista Mexicano, así como su incapacidad para organizar y guiar a la masa obrera. Este libro sobre política es considerado por los estudiosos como el más importante en esta materia, el cual causó la furia de los comunistas tanto mexicanos, como de otros países, por lo cual es expulsado nuevamente del partido.

Su creación no cesa y, en 1964, José Revueltas publica Los errores, novela editada por una casa editorial con prestigio: el Fondo de Cultura Económica, como parte de la colección Letras Mexicanas, la cual tenía gran aceptación entre los lectores, junto a obras de Carlos Fuentes y Juan Rulfo. A pesar de lo anterior, no obtiene una buena crítica, no por su forma, sino el fondo que se compone de tesis políticas que se consideraron erradas.

Los errores escandaliza de forma semejante a Los días terrenales por la visión de Revueltas sobre el comunismo, así como la falta de seriedad que denota en su profesión de escritor y el estilo descuidado. Después de la criticada recepción hacia Los errores, Revueltas da un giro y publica El conocimiento cinematográfico y sus problemas, en 1965, donde comparte su experiencia como guionista y brinda una teoría del lugar del cine dentro del arte.

Irónicamente la obra literaria de Revueltas lo hacen merecedor del premio Xavier Villaurrutia en el año de 1967, premio que otorgan los mismos escritores mexicanos a sus colegas.

El año de 1968 representa una gran agitación de movimientos estudiantiles a nivel mundial a lo que los intelectuales también se suman. En México existe un gran descontento que empeora al invadir un grupo de granaderos a la preparatoria 1 de la UNAM a lo que su rector, Javier Barros Sierra, un día después condena los hechos y exige la autonomía universitaria, a lo que prosiguen huelgas, y marchas de protesta, exigiendo la disolución del cuerpo de granaderos y la destitución de su jefe, Luis Cueto Ramírez.

El 2 de octubre de 1968, fecha que no se olvida por estar manchada de sangre, durante un mitin en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, se vivió una cruenta masacre en donde cobardemente los manifestantes fueron cercados y asesinados por los granaderos, y los sobrevivientes son apresados por el gobierno.

José Revueltas trata de ocultarse, pero es detenido junto a su familia un mes más tarde, y recluido nuevamente en Lecumberri, conocido como el Palacio Negro, hoy Archivo General de la Nación, es acusado de incitar a la rebelión, asociación delictuosa, ataques a las vías de comunicación, homicidio, acopio de armas y lesiones.

La energía que comunica en prisión en sus reflexiones, escritos y cartas es enorme y se dedica a escribir. El espíritu rebelde de Revueltas se agudiza con el encierro, e inicia junto a sus compañeros en 1969, una huelga de hambre, que produjo serios problemas para su salud.

En prisión escribe El apando, novela que habla de la vida en prisión, describiendo la miseria humana y la capacidad del hombre de romper sus principios para poder encajar con un sistema. Habla de una especie de prisión dentro de una prisión que se vive, ya estando fuera o dentro de ella. Esta breve novela se la dedica a Neruda quien decide escribirle una carta al presidente Díaz Ordaz, en la que menciona la tristeza que le provoca que Revueltas estuviera preso en su propio país, y habla de cómo la familia Revueltas dotó a México con su creación artística, tanto en la música, en la pintura y en la literatura, así como en los escenarios, y se refiere a José como enmarañado, contradictorio, inventivo y travieso, tal como es el alma mexicana, expresando su afecto hacia México, y haciendo de sus dolores propios, los cuales le perturban y hieren, por lo que le pide, más bien le reclama a Díaz Ordaz la libertad de José Revueltas.

En complicidad con los guardias, el primer día del año 1970, los presos comunes agreden y roban a los presos políticos, y días más tarde finaliza la huelga de hambre y se dictan las sentencias. José recibe dieciséis años.

Revueltas es liberado en mayo de 1971 bajo palabra, abocándose a trabajar en conferencias sobre política y literatura. En 1974 publica un conjunto de ocho relatos, sobre diversos temas, titulado Material de los sueños, a pesar de las complicaciones Revueltas viaja a la Universidad de Berkeley, California, para dictar un curso y en junio viaja a París.

En 1975, después de cuatro años de estar gestándolo, publica lo que es concebido como uno de sus libros teóricos de más complejidad en el largo camino de su historia política y literaria llamado Dialéctica de la conciencia, en el cual los conceptos y complicadas ideas filosóficas son asombrosas, teniendo en cuenta que tuvo una formación autodidacta.

Viaja a París después de que la embajada de Estados Unidos le niega la visa al ser invitado de nuevo por la Universidad de Berkeley y, a su regreso, publica Antología personal sin saber que sería su último libro.

Junto con Julio Cortázar, Juan Rulfo, Miguel Donoso Pareja, y el argentino Pedro Orgambide, funda la revista Cambio, cuya pretensión era unificar el sentimiento latinoamericano y solidarizarse con aquellos que se encontraban gobernados por dictadores.

Revueltas fallece el 14 de abril de 1976, víctima de un paro cardiaco a los 61 años, sus restos fueron depositados en el Panteón Francés, y durante el funeral se realiza un mitin en contra del gobierno de Luis Echeverría Alvarez, al unísono de ¡Viva Revueltas! ¡Muera el gobierno!, muestra de las huellas que dejó su obra en algunos mexicanos.

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