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Yucatán

Los mercados populares de Mérida, un producto turístico olvidado

Pilar Faller Menéndez

Son pocos aquellos que no están orgullosos de haber nacido en una tierra tan prodigiosa como lo es nuestro estado de Yucatán, que como muchos otros debe hacer esfuerzos por fortalecer su economía, sin dejar a un lado la riqueza cultural que tiene en su gastronomía, en sus sitios arqueológicos, en sus costumbres, en su traje regional, en sus bailes y pueblos mágicos, en sus manifestaciones artísticas, que han podido conocerse y premiarse a nivel nacional, pero sobre todo en su gente que tiene el tesón de seguir adelante a pesar de las adversidades.

Promoverlo no es tarea difícil, pero sí estratégica, porque el número de visitantes puede acrecentarse, ya que contamos con la infraestructura y la actividad de los llamados “turisteros” que habrán de tomar en cuenta más allá de Mérida y Chichén Itzá, porque las modalidades del turismo han variado y se ha abierto una posibilidad de abanicos que hace que nuestro Estado sea uno de los sitios más importantes para visitar en México, país que ocupa un honroso sexto lugar de los más visitados en el mundo, y Yucatán se encuentra entre los diez puntos más visitados de nuestro país.

Sin temor a equivocarme, somos un pueblo hospitalario, debido a que somos un pueblo que reconoce la grandeza de nuestro pasado, así como el presente promisorio de acrecentar más el potencial que tenemos, estableciendo nuevas rutas, para que el visitante pueda vivir una experiencia inolvidable, que como ya hemos visto, sus comentarios están ligados a las agencias mayoristas extranjeras que son las que contratan con los operadores nacionales para organizar los tours en los que viene la mayoría de los visitantes.

Cuidar esta relación es una acción conjunta, porque una vez más, el gobierno no puede ser el panacea de toda empresa que deseemos mejorar, es necesario también conocer la visión y el apoyo presupuestal que cada gobernante destinará durante su mandato. Los contactos en las Ferias de Turismo extranjero son de suma importancia, pero más importante es que el destino que se promueva, evolucione en opciones que puedan resultar atractivas e invierta en ellas.

La infraestructura es de suma importancia, y no se está hablando de grandes hoteles o lujosos restaurantes, se está proponiendo cuestiones básicas como baños en los cenotes a los que los visitantes tengan acceso, infogramas que puedan informar sobre el lugar visitado, porque un segmento muy importante es el turismo cultural que no está buscando Sol y playa, sino que quiere conocer un poco más de nuestra cultura, algunas veces guiado y otras veces por su cuenta para poder palpar cómo vive la gente común.

Hay quienes tienen como sitio obligado para visitar los mercados, en donde pueden conocer la extensa variedad de frutas y verduras que se dan en nuestro lugar, y desgraciadamente, a pesar de que se encuentra dentro de nuestro Centro Histórico (uno de los más extensos de nuestro país), se encuentran muy abandonados, y sobre todo desordenados y sucios. Muchos hablan de que sería necesario reubicar al comercio ambulante que se encuentra a sus alrededores, el cual, salvo alguna opinión contraria, forma parte de nuestro paisaje desde hace muchos lustros.

Es la gente del campo que viene a ofrecer sus productos como dulces típicos, fruta, verdura que para aquellos que han optado por lo orgánico, pueden encontrarlo a un precio inferior que en los grandes supermercados, donde no se puede apreciar la variedad que se encuentra en el centro, y la exquisitez de los platillos que la gente local consume en su interior y que también debería promoverse, pero no en el estado en el que se encuentran tanto el mercado de San Benito, como el Lucas de Gálvez que se encuentra justo en el frente del restaurado edificio antiguo de Correos, que bien vale la pena visitar.

Los alrededores de estos mercados lucen sombríos, probablemente el paso del tiempo y la falta de atención y visión como un producto turístico que los han dejado en el olvido. Es mucha la gente del “Norte” que nunca ha puesto un pie en esos laberínticos pasillos en donde pueden verse puestos pletóricos de diversos artículos que resultan de gran interés.

Pareciera que se ha “tirado la toalla” en reordenar, limpiar y devolverle la dignidad a estos sitios, entre los que también se encuentran el parque Eulogio Rosado, el portal de granos, el Paseo de las Bonitas, la antigua Alameda, y tantos otros sitios que podrían ofrecer un sitio más para visitar en nuestra ciudad, porque están repletos de cultura, la cual muchas veces posee un acepción mal entendida, ya que es también se refiere a las tradiciones y costumbres de un pueblo, su quehacer diario, visitar un mercado es en definitiva una experiencia que no puede compararse con un súper mercado en el cual no sabríamos en qué ciudad nos encontramos, ya que la modernidad e interacción personal no pueden compararse con esas “marchantas” que en sus palanganas ofrecen frutas de la estación, o dulces que no podríamos encontrar en otra parte.

El acceso no es fácil, y nuestro transporte urbano deja mucho que desear en algunas unidades, porque como ellos mismos han declarado, no hay dinero para modernizar las grandes flotas que atienden a miles de yucatecos todos los días para transportarse, aunque insistiendo en el tema, esa experiencia también muchos turistas quieren vivirla, mezclarse con la gente común y observar cómo viven su día a día.

Definitivamente es una empresa difícil promover esos sitios, debido a los estándares internacionales que se manejan, es una pena que otras ciudades de México puedan presumir de sus mercados, donde uno puede sentarse a saborear su comida regional, la cual muchas veces no puede hallarse en los restaurantes de comida tradicional, o es presentada de una forma más gourmet, con lo que se pierde la experiencia de comer como la gente común lo hace.

Esta sería la oportunidad de proveer una experiencia única, que muy pocos turistas viven, y que, probablemente no encuentren tan atractiva por el estado en que se encuentran. Llevarlos a visitar el Norte de la ciudad, a mi forma de ver, no representa ningún atractivo, porque, como he mencionado anteriormente, podríamos tener la sensación de encontrarnos en cualquier ciudad, lo cual no aporta nuestra cultura real, la vida de la gran mayoría de los yucatecos se encuentra en otros sitios.

Nuestra historia es sumamente importante, pero nuestro presente también, y de éste, también debemos sentir orgullo. Salir y explorar otros sitios derrama económica en éstos, es solamente echarle un poco de ganas para mirar con nuevos ojos a nuestro Estado, donde sabemos que existen lugares fantásticos, a los que los visitantes todavía no tienen acceso.

La promoción se está dando, es tarea de nosotros ser anfitriones en nuestra tierra, permitir que el turista viva la experiencia, y que más aún ésta sea rebasada en expectativas, somos más que los productos turísticos que actualmente ofrecemos. En la variedad está el gusto, y también la creatividad. Tenemos esa vocación que debemos explotar, ya que representa una derrama económica importante para los yucatecos, sobre todo, si seremos la sede del próximo tianguis turístico, debemos limpiar bien la casa y sacarle provecho a los atractivos olvidados que pueden convertirse en nuevos productos turísticos para ofrecer.

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