Roldán Peniche Barrera
Yucatán Insólito
El Museo Lara, el único museo yucateco que se ha levantado con el esfuerzo de su fundador y director general, Prof. Víctor Manuel Lara y Durán, ha cumplido 8 años de instaurado, y coincide este memorable evento con el onomástico de su propio fundador, el pasado 12 de abril del corriente.
Ante tal doble acontecimiento, el museólogo Lara echó, como vulgarmente se dice, la casa por la ventana con la nostálgica música del saxofón del celebrado Ruy Medina, uno de los fundadores de “Los Aragón”, el más brillante de los conjuntos musicales de los años sesenta, un extenso “reservoir” de bebidas para todos los gustos, platones de exquisitos tacos muy bien despachados y un selecto grupo de distinguidas personalidades, entre las que contamos al cronista y empastador D. Antonio Novelo y Medina y esposa Yoli López de Novelo, (y el hijo de ambos, Antonio), la Mtra. y declamadora Yolanda Cruz, el poeta Elman Rosado y Arce, el Dr. Capitán y empresario D. Tomás Mendiburu, el director de coros Carlos Tello, el Ing. poeta y “disseur” D. Diego Berzunza R., el Decano de la Sociedad Cultural que porta su nombre, Mtro. Elly Marby Yérbez Ceballos, el notable periodista D. Martiniano Alcocer, el poeta y Mtro. Guty Pérez con su novia, y otras muchas más, algunas almas perdidas pero contentas, etcétera. Muy feliz se andaba por entre todas las mesas el festejado Prof. Lara, quien por cierto, a pesar de que lo prometió, no pronunció ninguna palabra.
¿Pero cómo iba a decirlas si ya todo el mundo andaba medio alegrón, llevando con los zapatos, con las manos sobre las rodillas o a puro silbido como el periodista Martiniano, el ritmo que el maestro Medina imprimía a aquellas canciones inolvidables con las que tanto el poeta Guty y su pareja y el propio homenajeado Mtro. Lara nos ofrecieron de gratis una exhibición de Dancing Club a todo lo largo y ancho del patio del Museo.
Las grandes ausencias fueron el poeta y declamador D. Jorge Parra, el relator Mijangos y el juglar Jaime Celis. ¡Allá ellos! (Rómulo y Remo)
Wachy Bates
Divulgación
El cráter de Chicxulub
El destacado astrofísico yucateco, Arcadio Poveda Ricalde, de quien el Planetario del Olimpo de Mérida lleva su nombre, expresó en su momento acerca del cráter de Chicxulub:
“El chicxulubazo fue un gran golpe de suerte para Yucatán…”
¿A qué se refería el Dr. Poveda con esta sentencia? Pues nada más y nada menos a que si el meteorito que se impactó aquí hace 66 millones de años, no lo hubiera hecho o si se hubiera impactado en otro lugar del mundo, la península de Yucatán no existiría y, obviamente, nosotros los yucatecos tampoco, porque al momento de colisionar el meteorito metálico compuesto principalmente de iridio, un metal ausente en el planeta hasta ese momento, se sedimentó en la geología de la Tierra y marcó la datación del acontecimiento. El meteorito de 15 Km. de tamaño y 200 tons de peso, en una trayectoria oblicua colisionó contra la Tierra a la velocidad de 30 Km. por segundo, en 15 segundos formó un cráter de 25 Km. de profundidad y 200 Km. de extensión con bordes anillados y un collar de cenotes que caracterizó este impacto, ocasionando una ultramega implosión levantando el fondo marino que se hallaba a más de 20 Km. bajo el agua, esta masa aflorada, eventualmente formaría la península de Yucatán con todo y sus cenotes como resultado de este evento y reconformaría a la Tierra por completo, al grado de variar el eje terráqueo, inclinándolo y con ello ocasionar el clima que hoy padecemos de marcadas estaciones: primavera, verano, otoño e invierno, que antes no existían, pues había un solo clima templado y sin casquetes polares en el planeta.
Este chicxulubazo de hace 66 millones de años, marcaría en el límite de la era cretácica/terciaria, la extinción masiva del 75 % de las especies que habitaban el planeta en ese entonces, incluidos principalmente los dinosaurios y fauna similar que los acompañaba. Lo anterior dio el inicio, millones de años después, hace más o menos 200 mil años, a la aparición de los primates y homínidos, entre ellos el hombre, mismo que evolucionaría hasta formar la humanidad a la que pertenecemos hoy. ¿Cómo fue que se extinguieron los dinosaurios? La explosión del chicxulubazo incineró y pulverizó, con el meteorito, toda esa masa terráquea que se levantó, mandando ese polvo y detritus a la atmósfera, cubriéndola con una densa capa contaminante, iridio incluido, que la oscureció sin permitir a los rayos solares llegar al suelo del planeta, lo que interrumpió la fotosíntesis de la clorofila de la vegetación, matándola y con ello el alimento de la población animal existente que murió de inanición, y sobrevivieron solamente las especies muy pequeñas que se alimentaban de la hierba, raíces y hongos sobrevivientes, hasta repoblar el mundo millones de años después del chicxulubazo afortunado para nosotros los yucatecos.
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