Eliseo Martín Burgos
La emperatriz romana Valeria Mesalina es un ejemplo de la perversión y la ninfomanía. Siendo esposa de Claudio se lanzó al libertinaje, aprovechando las ausencias de su consorte acudía a los burdeles donde daba rienda suelta a su lujuria con los jóvenes cortesanos. Con el paso del tiempo fue perdiendo lozanía contra lo que luchó con cuantos cosméticos encontraba; al respecto, el historiador Marco Valerio dice:
–Tres cuartas partes de los encantos de Mesalina se hallan en cajas de tocador. Cada noche se quita los dientes, así como la ropa. Sus atractivos están en cien potes diferentes. Su cara no duerme con ella.
Antología del Chascarrillo
Segunda Epoca