“Dash” y “Cora”, los dos tigres de Bengala que estaban abandonados a su suerte en una solitaria jaula en el rancho Santa María, ubicado en el kilómetro 22.5 de la carretera Mérida-Motul, fueron asegurados ayer por la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente (Profepa) y enviados al Zoológico del Centenario que será su casa provisional, hasta que se decida su futuro.
La Profepa aplicó ayer un operativo que duró alrededor de 3 horas para asegurar los tigres que estaban en cautiverio y en aparentes malas condiciones, abandonados a su suerte en una jaula en medio del monte, donde apenas recibían la comida necesaria por parte de un cuidador.
En cuarentena
Desde ayer, los tigres fueron llevados al Zoológico del Centenario, donde permanecerán en cuarentena y se les realizan además estudios de diferente índole para saber su estado de salud. Sin embargo, los médicos que participaron ayer en el operativo comentaron que su condición es reservada y no se sabrá hasta que se hagan los estudios pertinentes. Lo que sí, es que su estado de nutrición es en apariencia malo porque están más delgados de lo que debieran.
Informamos, hace unos días, que la Profepa estaba lista para asegurar los dos tigres, un macho y una hembra de alrededor de 3 años de edad. Los animales fueron propiedad de Roberto Gabriel Lozano Tamez, quien el año pasado fue atacado por uno de los animales, luego de lo cual se supo que era buscado por la justicia en el norte del país, en Nuevo León, por el asesinato a sangre fría de un amigo.
A Lozano Tamez se le acabó la vida de lujo luego del incidente y tuvo que vérselas con la justicia, pero los tigres se mantuvieron en la misma jaula, donde apenas recibían los cuidados mínimos y, según se apreciaba, están muy flacos, signo de la mala alimentación que recibían.
Nueve meses
Pasaron cerca de 9 meses para que la Profepa tomara acciones al respecto y finalmente ayer, los dos tigres fueron asegurados por inspectores de dicha dependencia, con el apoyo de veterinarios y personal del Ayuntamiento de Mérida.
Los inspectores de la Profepa se apersonaron ayer al lugar alrededor de las 11 de la mañana, a bordo de dos camionetas con las jaulas o carromatos donde se trasportaría más tarde a los animales y, con ellos, llegaron médicos y personal del Ayuntamiento de Mérida del área de zoológicos, que fueron los que prácticamente se hicieron cargo de los animales.
Prácticamente, el personal de la Profepa solamente se encargó de notificar a la persona que se encargaba de cuidar el terreno y de dar de comer a los animales, quien por cierto insistía en todo momento que por órdenes del dueño los reporteros no podían entrar a la zona donde estaban los tigres.
La labor para sacar a los tigres de sus jaulas estuvo encabezada por el Dr. Iber Rodríguez Castillo, director del Parque Zoológico del Centenario, quien personalmente supervisó el manejo de los tigres. Alrededor de 10 personas participaron en el operativo, incluida la persona que cuidaba el terreno y a los animales, por la confianza y cercanía que tenía con éstos.
Dos opciones
Una vez notificado el cuidador de los tigres, el personal de la Profepa y del Ayuntamiento de Mérida ingresó al lugar con las jaulas y camionetas. Cabe destacar que se trató de impedir la entrada de los medios de comunicación por parte de quien cuidaba el terreno. Sin embargo, con el compromiso de informar, los reporteros tuvieron que ingresar por el monte hasta la jaula de los tigres para graficar el operativo.
Para poder sacar a los tigres había dos opciones, la de sedarlos o que se lograra ingresarlos a las jaulas sin mayores contratiempos, lo que finalmente sucedió, aunque se llevó algún tiempo y se requirió de mucha paciencia.
La primera en salir de su guarida y para ser ingresada en la jaula que la transportaría al Centenario fue Cora, la hembra, la cual fue atraída con pedazos de pollo como carnada y sin mayores contratiempos entró al carromato, para luego ser cubierta con una malla sombra de color negro.
Hasta el momento parecería que el operativo sería fácil, pero no lo fue así, porque, aunque Cora ya estaba en la jaula y faltaba Dash, el macho, el cual no cayó tan fácil en la trampa. Así, el personal del Ayuntamiento que realizó el manejo de los animales batalló para capturar al tigre porque éste no respondía a las carnadas; tomaba algunas de éstas, pero no ingresaba a la jaula.
Así batallaron buen rato, hasta que se tomó la decisión de meter la jaula en el edificio que servía de guarida a los tigres y ya con el armatoste en el interior se logró que el macho se metiera. Posteriormente, la jaula fue cubierta también para ser transportada al Centenario. Antes, Cora había ya emprendido el camino hacia su nueva casa.
Los tigres llegaron al Zoológico del Centenario alrededor de las 3 de la tarde, donde estarán en cuarentena y se les realizarán los exámenes correspondientes para valorar el estado de salud de los felinos.
A partir de la llegada de los felinos al Centenario, el lugar se convierte en el resguardante de los animales y se espera que su estadía sea temporal, en tanto se decide qué se hará con los animales.
Además, según mencionó el director, el Centenario tiene ya 6 tigres, por lo que se espera que los nuevos inquilinos no permanezcan mucho tiempo en el lugar.
(David Rico)