Yucatán

Los abusos sexuales contra los hombres muchas veces son considerados como un tabú

Pilar Faller Menéndez

Cuando se habla de acoso sexual o abuso sexual, por lo general nos viene a la mente de que se trata de víctimas del sexo femenino. El otro día en un programa de radio escuché la entrevista que se le hizo a un muchacho que había sufrido abuso sexual de otro hombre, y cuál fue mi sorpresa del martirio que sufrió este muchacho por haberlo externado, ya que en su propia familia no encontró apoyo alguno y se le tachó de homosexual sin serlo y fue considerado como una vergüenza para su familia.

Una realidad es que muchos hombres han sufrido de abuso cuando eran niños o adolescentes, pero muchas veces temen decirlo por el estigma que esto conlleva al exponerlo o por vergüenza. Muchas víctimas sienten que el movimiento #Me too (yo también) parece ignorarlos y se cuestionan ¿Y de mí quién se ocupa?

Si bien hemos leído que han sido muchos los que han sido víctimas de la pederastia la cual ha sido denunciada y repudiada y hasta castigada por la Iglesia, ante los numerosos casos que se han dado en la Iglesia Católica, estos acosos van más allá de ese ámbito pero son menos conocidos y los demandantes muchas veces se atreven a acusar hasta llegar a la edad adulta.

La sociedad admira a aquellas mujeres que se han atrevido a revelar sus experiencias traumáticas como víctimas de agresiones sexuales, pero los hombres que han pasado por lo mismo, se preguntan si alguna vez recibirán la misma solidaridad y comprensión que las mujeres reciben.

Admiran a las mujeres que están revelando sus experiencias traumáticas como víctimas de agresiones sexuales y se preguntan si los hombres que han pasado por lo mismo recibirán alguna vez la solidaridad y la comprensión que reciben las mujeres, porque bien es cierto que históricamente los hombres han sido los malos de la película, porque también han sido abusadores, y probablemente en mayor proporción debido a que poseen más fuerza que la mujer a la cual someten, pero en realidad puede decirse que los abusos se dan en ambos sexos, pero la perspectiva muchas veces no es equitativa.

Aunque los hombres apoyan el movimiento #yotambién, los que han sido víctimas de abusos han comenzado a utilizar el “hashtag” #loshombrestambién, con el cual no pretenden debilitar el movimiento de las mujeres, pero también quieren hacerse presentes y crear una conciencia de que también han sido víctimas del abuso sexual.

Un profesor de estudios bíblicos de Chicago, Adndrew Schmutzer, quien escribió sobre el abuso que sufrió cuando era adolescente comentó: “Los hombres que sobreviven a agresiones sexuales son vistos muchas veces como un apéndice. Nunca somos el foco de la conversación”.

Schmulz es cofundador de Male Surviver (Hombres sobrevivientes) grupo creado en 1995 el cual ofrece apoyo a aquellos hombres que sufrieron de abusos sexuales sin importar si los hechos ocurrieron durante la infancia o en la edad adulta. El portal que este grupo tiene en internet, ha sido visitado por cientos de miles de personas de todo el mundo. En este grupo trabajan psicólogos y terapeutas y revelan que en los Estados Unidos uno de cada seis hombres es víctima del abuso sexual durante su niñez, y en el caso de las mujeres una de cada cuatro.

¿Por qué entonces en nuestro país este abuso es casi invisible? Una de las respuestas más lógicas y que responden en gran parte a nuestra cultura, son las pocas denuncias interpuestas ante las entidades correspondientes, lo que dificulta que se realicen estudios.

La gran mayoría tienen la mentalidad de que si algo malo les sucede, esto debe superarse callado y no hablarlo con nadie, ya que muchos temen ser considerados como débiles si esto se sabe, o temen que debido a las experiencias que vivieron durante su infancia, sea motivo de que la sociedad los vea como abusadores potenciales.

Según datos del Instituto Nacional de Mujeres, un 8% de los trabajadores del género masculino en México, sufren acoso sexual en sus centros laborales, y representa tan sólo el 15% de las denuncias por dicho delito.

Desgraciadamente las normas de género son arraigadas, a lo que puede sumarse los tabúes culturales y religiosos, así como los escasos servicios que hacen más difícil para los hombres el poder revelar haber sido víctimas de violencia sexual, o bien que las personas que brindan ayuda en estos casos, no reconozcan esta experiencia masculina. La Organización Mundial de la Salud ha reconocido que este problema significativo ha sido en gran parte descuidado.