“Es triste ver cómo se muere el zoológico por falta de atención del Ayuntamiento de Mérida; cada vez son menos animales, hay mucha basura, ya lo descuidaron mucho; antes había festivales los domingos, venían los payasitos, bailaban jaranas pero hoy ni el Día del Niño ni el Día de la Madres; antes daban regalos pero ya se acabó todo eso”.
Eso expresó ayer doña Rosa María Escalante, quien todos los días recorre los pasillos del zoológico para dirigirse al mercadito a comprar su despensa.
El estanque de los cocodrilos está lleno de ramas que caen de los árboles; el agua no rebasa los 30 centímetros de altura, es decir, con las fuertes temperaturas esos animales apenas se alcanzan a sumergir.
El zoológico de la Mulsay ni siquiera cuenta con letreros que informe qué tipo de animales son los que se encuentran en cautiverio.
En este parque una enorme lona impide que los pocos visitantes admiren el único tigre que queda en el sitio; lo único rescatable es que aún se pueden ver a personas de la tercera edad que cuidan a sus nietos o a sus hijos que juegan en los espacios infantiles, o bien aprovechan que hay internet gratuito.
Los comederos que alguna vez utilizaron las familias para convivir, están abandonados; el sitio jamás ha recibido una adecuado atención y promoción del Ayuntamiento de Mérida.
Este zoológico agoniza poco a poco, señalan algunos de los vecinos que aún acuden a descansar debajo de los árboles o a escuchar el cantar de los pájaros.
Janeth Margarita Pech señaló que hace años sus papás la llevaban a este zoológico a ver los cocodrilos, los monos, el pavorreal, los pericos australianos; por su su hija Kemly, quien está de vacaciones, dijo que aprovecha la sombra y el fresco de los árboles, pero sobre todo el internet para jugar con su celular.
La familia Rojas García, que vino desde Cancún para visitar este zoológico, al final del recorrido no se les vio muy contentos pues a alguien se le ocurrió poner una enorme lona en la jaula del único tigre.
“Familiares nos avisaron que por acá había un zoológico y lo venimos a ver, venimos de vacaciones toda la familia, vamos a realizar el recorrido, aprovechar que ahora los que están estudiando están de vacaciones y los grandes nos tuvimos que dar esa chance”, dijo la jefa de la familia.
Gladys Elizabeth Martín Tinal manifestó que sólo quedan recuerdos de aquel simpático trenecito, que ahora luce abandonado a la entrada del parque.
“Antes había un trenecito que le daba vuelta a todo el parque, como el del Centenario, pero ya no funciona; yo me llegué a subir en él, estaba bonito pero ya ahora lo dejaron abandonado a la entrada; ahora traigo a mis nietos y recuerdo aquellos momentos porque además, aquí por el zoológico puede uno cruzar para ir al mercado aunque, ahora veo jaulas solas, había más animalitos pero me imagino que por el espacio se los llevaron, ya no veo los leones, antes en las noches hasta mi casa se escuchaba el rugir de los leones, a veces me decían los niños: mamá, creo que se van a escapar los leones; ojalá que no lo vayan a desaparecer porque veo que las matas, las flores, están desapareciendo y recuerdo que venían muchas familias y ahora ya no”, indicó doña Gladys.
Por su parte, doña Rosario está encantada con este zoológico aunque cada día ve que poco a poco está desapareciendo.
“A mí me encanta este parque, todos los días vengo y me desestreso al escuchar el cantar de las aves, ver los monitos, los periquitos de diferentes colores, debería de haber más trabajo del presidente municipal Renán Barrera Concha para impulsar el turismo; que vengan las familias, que no se lleven los animales porque parece que poco a poco esto se está acabando; hay otros parques que están llenísimos pero aquí hace falta que venga la gente porque no hay interés del Ayuntamiento de Mérida para darle publicidad, concluyó”.
(Texto y fotos José Luis Díaz Pérez)