El presidente de la Asociación Nacional de Abogados de Empresas (Anade), Adrián Ojeda Cuevas, reconoció que sí existe la corrupción en operaciones y transacciones que realizan algunas empresas y que, en muchos casos, se señala y se castiga al funcionario que interviene en esas prácticas, pero a la otra parte no.
Lo anterior fue expuesto durante la firma de un convenio de colaboración entre la Anade y el Sistema Estatal Anticorrupción de Yucatán.
–Estamos convencidos de que sí se pueden hacer negocios en este país sin corrupción y hay muchos casos, a lo largo y ancho del país, de empresas que exitosamente logran hacer buenos negocios sin tener que recurrir a prácticas corruptas, subrayó.
Sin embargo –expuso–, tenemos que reconocer que la corrupción existe, negarlo sería empezar cualquier esfuerzo con el pie izquierdo y tenemos que decir las cosas como son. En este fenómeno participan dos partes pero se sanciona, se apunta con el dedo y se castiga al funcionario público que es parte, pero no con la misma frecuencia a la otra parte en donde tristemente en muchas ocasiones intervienen los abogados.
–Por eso, en la Anade –continuó–, hacemos votos y actualizamos constantemente en los conceptos éticos en herramientas a los abogados para que sepan cómo enfrentar esta realidad.
Ojeda Cuevas exhortó a los responsables de la sección de la Anade en Yucatán (encabezados por Mario Arturo Sosa) a que no se quede el convenio firmado sólo en papel, sino que se haga realidad, “porque si partimos de que existe la corrupción y estamos sentando los cimientos para combatirla, llevemos ahora a una realidad ese combate”.
Por su parte, la presidenta del Sistema Estatal Anticorrupción, Graciela Torres Garma, dijo que mediante este acuerdo se comienza de una larga relación con la Anade, organismo que ha dejado en claro su esfuerzo constante de ser una instancia que a lo largo de su historia se ha caracterizado como ejemplo de transparencia en sus procesos administrativos.
–La corrupción es un fenómeno que hoy se convierte en un reto muy importante de atacar y estamos ciertos que no imposible contrarrestarla, pero debe ser proceso permanente que se arraigue en el tejido social para que estas prácticas se conviertan en un hábito cultural –acotó.
(Rafael Mis Cobá)