El Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible, Articulación Yucatán y GeoComunes denunció ayer que, desde la pasada década, los sectores inmobiliario, turístico, agroindustrial, industrial y energético se expanden ilegalmente en la Península de Yucatán en perjuicio de los recursos naturales del territorio predominantemente maya y de las propias comunidades.
Resaltaron que este hecho ha causado una gran devastación que genera daños no sólo a los sistemas ambientales, al agua que consumimos y a la biodiversidad, sino también al clima, pues generan más calentamiento global, más sequías, más contaminación, además de que dañan el tejido social, ya que enfrentan a ejidatarios contra otros habitantes no ejidatarios de las mismas comunidades.
Acelerado proceso
Durante la rueda de prensa en un hotel de esta ciudad, María Euán, habitante de San José Tipceh, municipio de Muna, e integrante de la Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch Xiinbal, denunció que se registra un acelerado proceso para despojarlos de 700 hectáreas de vegetación para instalar un proyecto de energía solar y, como ella y su grupo defienden sus tierras, los discriminan porque no son ejidatarios.
–Quieren quedarse con 700 hectáreas en las que trabajamos los que no somos ejidatarios, pero somos avecindados, denunció.
En este punto, Alfonso Hoil, también de San José Tipceh, dijo que quieren instalar un millón 227 mil paneles solares, para lo que van a desmontar la vegetación, los árboles, van a matar a los animales silvestres que allá viven, van a impedir que llueva y van a convertir en un verdadero horno toda esa región, lo que obligará a los seres humanos que allá habitan a irse a vivir a otros lugares. Es tan grande ese megaproyecto, que va a alterar y a empeorar aún más el clima de Yucatán.
A su vez, Gregorio Hau, habitante de Valladolid, egresado de la Universidad de Oriente y miembro de la Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch Xíinbal, informó que la empresa MIA pretende desmontar 255 hectáreas de selva alta para poner paneles solares, pero al hacer esa devastación muchos apicultores perderán su medio de vida porque, al no haber flores de los árboles, las abejas se alejarán. Además, con los paneles solares van a alterar el clima, van a convertir en un desierto esa zona y, dado que son los árboles los que jalan las lluvias, se extenderán las sequías, se tendrán que abandonar las milpas y se perderá la medicina tradicional herbolaria, porque muchas plantas solamente crecen en esos lugares que se van a desmontar y se perderá también la biodiversidad, pues los animales que residen en esas selvas no tendrán dónde vivir.
Amparados
Agregó que los proyectos eólicos y fotovoltaicos están generando un incremento en la violencia, la pobreza, la ruptura del tejido social, cultural y familiar en las comunidades y que, ante la embestida de esos proyectos energéticos, los habitantes de Ebtún, Valladolid, se ampararon contra la empresa JinkoSolar, que se quiere asentar y supuestamente hizo una consulta para obtener la aprobación de los habitantes, pero todo fue una farsa, lo que se puede comprobar en que declararon en su manifiesto de impacto ambiental que en esa zona que pretenden devastar solamente hay un cenote seco, pero no está seco, es un cenote sagrado y durante 1,200 años los sacerdotes mayas han sacado del mismo agua para sus ceremonias agrícolas.
Dio a conocer que ha sido amenazado por los integrantes de un cartel del crimen organizado que, al parecer, lavan su dinero en algunos proyectos de ese tipo, quienes le han advertido que lo van a matar.
También don Eliseo Ek, habitante de Tahdziú e integrante de la Asamblea Múuch Xiinbal, dijo que los proyectos eólicos y fotovoltaicos están generando un incremento en la violencia, la pobreza y en la ruptura del tejido social, cultural y familiar de las comunidades. En forma paralela están generando especulación con las tierras, despojos, amenazas y violencia. Eso es lo que está sucediendo –explicó– en San José Tipceh, Muna, y Ebtún, Valladolid, donde quienes interpusieron un amparo contra el proyecto eólico fueron amenazados por la empresa y por personas vinculadas al gobierno y al crimen organizado.
Hay que tener claro –dijo– que estos proyectos eólicos y fotovoltaicos no están encaminados a beneficiar a las comunidades rurales y urbanas, sino están diseñados de manera vertical para beneficiar a la élite y a las transnacionales aprovechándose del territorio indígena.
Finalmente dijo que debería impulsarse la generación comunitaria de energías renovables para beneficiar a las comunidades y mitigar los efectos del cambio climático y del calentamiento global.
Mapa de amenazas
En el evento, Adrián Flores, de GeoComunes, presentó el mapa de las amenazas al territorio en la Península de Yucatán, que muestra la enorme cantidad de proyectos de inversión de capitales en gran o mediana escala que ponen en riesgo los derechos de los pueblos y las comunidades, así como la viabilidad y la continuidad de los sistemas ambientales de esta región.
Dijo que este mapa es una herramienta de visualización cartográfica que muestra el avance de los megaproyectos capitalistas sobre los territorios indígenas de Yucatán.
Características comunes
Este catálogo de amenazas que se muestra en el mapa comparten las siguientes características: se trata de proyectos de inversión de capitales de gran o mediana escala; operan bajo una lógica de acumulación de riquezas a partir del despojo de bienes comunes, como la tierra, el agua, el trabajo, la cultura y el conocimiento, y generan daños graves, en algunos casos irreversibles, a los derechos de las poblaciones que radican en estos territorios, así como a los sistemas ambientales complejos que permiten la reproducción de la vida y la cultura en esos territorios.
Por último hay que decir que GeoComunes es un colectivo que trabaja acompañando a los pueblos, las comunidades, los barrios, las colonias y las organizaciones de base que, en la lucha por la defensa de los bienes comunes, requieran de la producción de mapas para su análisis y difusión.
Más información: http://geocomunes.org/
(Roberto López Méndez)