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La entrega del Premio Nacional de Cuento Beatriz Espejo 2019 transcurría ayer con la acostumbrada parsimonia hasta que el joven escritor Manuel Yobaín Vázquez Bailón pasó a recibir su constancia de mención honorífica y sacó una pancarta con la leyenda “El Estado que me premia es homofóbico, misógino y represor”.

La denuncia ocurrió frente a la titular de la Sedeculta, Erica Millet Corona, el director de Cultura del Ayuntamiento de Mérida, Irving Berlín, y la escritora Beatriz Espejo.

El acto se llevó a cabo en la Biblioteca Manuel Cepeda Peraza. El joven Manuel Yobaín pasó a recibir su mención honorífica, saludó a los miembros del presídium y de inmediato sacó de su bolsa una cartulina que desdobló y la mostró al público.

Hasta ese momento los miembros del presídium no sabían de qué se trataba, pero lo supieron apenas el joven escritor se volteó hacia ellos y les mostró la pancarta en la que se leía: “El Estado que me premia es homofóbico, misógino y represor”. Las caras de asombro de los funcionarios fueron evidentes y el suceso se viralizó rápidamente en redes sociales.

En el evento se entregó el Premio Nacional de Cuento “Beatriz Espejo” 2019 a Adán Hernández Medellín por su obra “Tiburones”, la cual narra la imagen de la violencia en un pueblo costero de Veracruz.

Recibió un cheque por 50 mil pesos y diploma. El galardonado, originario de la Ciudad de México, declaró que para que un cuento exista se necesita de un narrador y un escucha. Apuntó que este premio es una motivación y una noticia gozosa para él, ya que, por un lado, honra a una brillantísima escritora y, por otro, persiste como un espacio de creación y libertad para que las y los escritores mantengan su sitio ante la oferta editorial de nuestros días.

Millet Corona, que no aludió para nada al incidente, anunció que para la siguiente edición se considerará hacer una antología para celebrar dos décadas de su existencia y se reforzará la promoción de la convocatoria con las instancias de cultura de los estados. También destacó que la vinculación, la unión y la cercanía entre entidades y organismos públicos o privados permiten resultados positivos para los ciudadanos.

Por su parte, Beatriz Espejo, quien fungió como presidenta del jurado conformado por Karla Marrufo Huchim y Carlos Martín Briceño, dijo que durante 19 años el certamen ha incrementado su participación y es una gran labor analizar las propuestas, pues el cuento es un género difícil y requiere de sabiduría, capturar al lector y tener un final sorprendente.

En su oportunidad, Berlín Villafaña hizo énfasis en el prestigio y objetividad del Beatriz Espejo, factores que lo hacen un referente en el país; además, refirió que las diversas formas de la cultura sirven como factor de unión, puente de diálogo y contribuyen al entendimiento entre personas.

En la lectura de laudo se expuso que por su habilidad para describir y transmitir una situación de angustia y tensión sostenida, a través de un lenguaje de precisión impecable, se eligió para esta edición a “Tiburones”, admitida con el seudónimo Juan Thorpe. El trabajo de Hernández Medellín tiene un tratamiento duro y habla de un universitario que levanta pruebas de voz para una clase y es confundido por un espía.

Además, se otorgaron tres menciones honoríficas: una para el yucateco Manuel Yobaín Vázquez Bailón, por Cuidados paliativos, y las demás fueron para Martín Alberto Durán Romero, de la Ciudad de México, con Cartas a Charlottenburg, y al michoacano Miguel Ángel Gómez Reyes, autor de Ultimos ajos acompañados. Se recibieron 516 trabajos, de los cuales 498 cumplieron con los requisitos estipulados.

(David Rico)

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