Yucatán

No es un juego, sino algo peligroso y dañino

Armando Duarte, licenciado en Ciencias de la Familia, por la Universidad Anáhuac, dio la voz de alerta a los padres de familia para que se den cuenta de que la tecnoadicción no es un juego, sino algo peligroso y dañino para la salud.

Lo dijo así:

-Vivimos un tsunami digital, una invasión silenciosa que los padres de familia hemos aceptado, pagado, tolerado, y algunos ya lo están padeciendo también. Que un niño, adolescente o joven no pueda desconectarse de su celular, no es un juego. La persona tecnoadicta no puede parar de consumir, por eso lleva su celular a todos lados, y lo revisa de manera recurrente. Hay personas que lo revisan 1,600 veces al día.

-¿Desde cuando se presenta este fenómeno? –preguntamos.

-La tecnoadicción es una situación que se presenta de diez años para acá, a partir de que se desarrolló el Internet y las tablets y se popularizaron los celulares, se debe a que los fabricantes han descubierto la forma de lograr que los usuarios se queden conectados por el placer que les genera.

En algunos casos, su cerebro tiene codependencia a las sustancias que la conexión le genera. Principalmente la dopamina, neurotransmisor vinculado a la experiencia del placer, que termina por confirmar la conducta y el anhelo de que se vuelva a repetir porque veo algo divertido, la paso bien, siento gozo, y quiero volverme a conectar.

También se vincula a los videojuegos, pues hay muchos padres de familia que no logran desconectar a sus hijos de las consolas, por eso es racional establecer un límite al consumo.

Taller los días 12 y 13

-¿Qué se puede hacer para evitar este trastorno?

En el Taller de Tecnoadicción, brindaremos las herramientas para que los padres de familia intervengan de manera positiva. En algunos casos, prohibir no resuelve el problema, tenemos que aprender a reorientar nuestra vida familiar para ayudar a nuestros hijos a tener una vida sana.

-¿Cuándo va a ser el Taller de Tecnoadicción.

-Los días 12 y 13 de febrero. Daremos dos veces el mismo contenido el día 12, y el 13 de febrero, será de 8 a 12 horas, en el auditorio del colegio Montejo, Itzimná. Calle 19, número 99. Teléfono: 9999 68 22 77. La entrada será a 450 pesos en previa. El día del evento cuesta 600 pesos e incluye materiales de trabajo.

-¿Quiénes caen más en esta tecnoadicción?

-La tecnoadicción no respeta edad, sexo, grado académico, ni nivel socioeconómico. La organización MS se pronunció en 2018 en el reconocimiento de un trastorno por conductas vinculadas a los videojuegos.

Insomnio digital

-Yo veo que los adolescentes que se vuelven adictos luego no pueden dormir.

-Claro. Muchas personas experimentan insomnio digital, vinculado a la constante interrupción del sueño que generan los mensajes que reciben. A una persona tecnoadicta, le resulta emocionalmente costoso poner su celular en modo silencio o avión (no recibe nada), y cuando lo quita le cae todo. La conducta tecnoadictiva está afectando el ciclo del sueño, porque las personas no pueden dormirse sin antes tener su descarga de dopamina.

Van al fracaso escolar

-También veo que los adolescentes tecnoadictos están más propensos al fracaso escolar.

-Sí. Es porque, en general, la gente cree que se va a conectar unos minutitos, pero al final se exceden y es común que adolescentes, jóvenes y adultos, se duermen después de la medianoche. Pero entrarán a sueño profundo dos horas después de apagar los dispositivos. Por lo tanto, el tiempo de sueño reparador es muy poco y eso les afecta en su rendimiento escolar y en todo lo que tengan que hacer. Para un adulto, lo mínimo de sueño serían 7 horas, para un adolescente lo recomendable es 9 horas, para un infante 10 u 11 horas.

Consumo de pantallas

-Armando, otra de las cosas que he visto es que en las ciudades donde se vive en departamentos pequeños el televisor está encendido muchas horas, a veces desde la una de la tarde hasta las 12 de la noche o más. Y entonces no dejan que sus hijos hagan la tarea en silencio, lo que los lleva a perder la capacidad de concentración. Y tampoco los dejan dormir, porque como son lugares pequeños, aunque el televisor esté en la sala, se oye hasta en las recámaras y en todos lados. Entonces los niños no descansan ni cuando van a dormir, porque están oyendo la tele y eso les causa desgaste emocional y cansancio.

Así torturaban al enemigo

-Sí. Hay que recordar que una de las formas antiguas de torturar al enemigo consistía en fastidiarle su ciclo de sueño, de esa forma, los enemigos lograban desequilibrarlo, y obtener la información preciada que estaban buscando o, en su defecto, generar un daño psicológico a la persona. El celular no merece tanto tiempo de nuestra vida, ni merece poner en riesgo la vida psicológica de nuestros hijos, mucho menos de nosotros mismos. Tampoco merece tanto tiempo la televisión. Podemos hablar del consumo de pantalla, y aunque la mayor codependencia se vincula con los dispositivos móviles, donde el celular es el líder, la tecnoadicción se vincula en general con el consumo de pantallas que nos brindan una experiencia gratificante, pudiendo ser celular, tablet, lap top, PC, o el televisor mismo.

Afecta el ciclo del sueño

En esta parte, Armando Duarte señaló:

-La conducta tecnoadictiva está afectando el ciclo del sueño, porque las personas no pueden dormirse sin antes tener su descarga de dopamina. En general, la gente cree que se va a conectar unos minutitos, pero al final se exceden y es común que adolescentes, jóvenes y adultos, se duermen después de la medianoche. Pero entrarán a sueño profundo dos horas después de apagar los dispositivos. Por lo tanto, el tiempo de sueño reparador es muy poco. Para un adulto lo mínimo de sueño serían 7 horas, para un adolescente lo recomendable es 9 horas, para un infante 10 u 11 horas.

-¿Qué recomendaría a los padres de familia que no puedan ir a la conferencia?

Hay actividades del mundo real que generan dopamina natural: el deporte, comer, dormir, entre otras. Hay que poner más atención a eso. Además, hay que tener en cuenta que la tecnoadicción de los papás influye directamente en la de los hijos. El alto consumo de los dispositivos, se convierte en una conducta normal porque todos lo hacen.

(Roberto López Méndez)