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Los ángeles… mensajeros de Dios

Hoy día, millones de seres humanos creen en los ángeles. Sin embargo, muchos tienen ideas equivocadas sobre su trabajo, función o cometido y sobre su origen. Por ejemplo, algunas personas religiosas piensan que cuando muere un ser querido, Dios se lo lleva a su lado y lo convierte en un ángel. ¿Es eso lo que la Palabra de Dios enseña en cuanto al origen, la existencia y el propósito de los ángeles?

El profeta Daniel contempló una visión en la que aparecía la familia celestial de Dios. He aquí lo que escribió: “Había mil millares [de ángeles] que seguían ministrándole [a Dios], y diez mil veces diez mil que seguían de pie directamente delante de él” (Ver Daniel 7:10). Estas palabras permiten ver cuál fue el propósito de Dios al crear a los ángeles: “que le atendieran y estuvieran siempre listos para cumplir sus instrucciones”.

Los ángeles se mencionan cerca de cuatrocientas veces en la Biblia. Tanto en hebreo como en griego, la palabra para “ángel” puede traducirse por “mensajero”. Fueron creados por Dios y llegaron a existir mucho antes que los seres humanos y han servido de conducto de comunicación entre Dios y la humanidad.

Por ejemplo, “el ángel Gabriel fue enviado de parte de Dios a una ciudad de Galilea cuyo nombre era Nazaret”, para informar a una joven llamada María de que, aunque era virgen, quedaría embarazada y daría a luz un hijo al que pondría por nombre Jesús (ver Lucas 1:26-31).

De manera semejante, un ángel fue enviado a los pastores que estaban en el campo para anunciarles que “Cristo el Señor” había nacido (ver Lucas 2:8-11). Igualmente, ángeles llevaron mensajes divinos a Abraham, Moisés, Jesús y otras personas de tiempos bíblicos (ver Génesis 18:1-5, 10; Exodo 3:1, 2; y Lucas 22:39-43).

El ángel con más poder y autoridad –el ángel principal– recibe el nombre de Miguel el arcángel (ver Judas 9). Ese ángel no es otro que Jesucristo (ver 1 Tesalonicenses 4:16). Hace incontables millones de años, cuando Jehová decidió ser el Creador, este Hijo angélico fue la primerísima de sus creaciones (ver Revelación 3:14). Después, con el apoyo de su Hijo primogénito, creó a todos los demás ángeles (ver Colosenses 1:15-17).

Además de ser mensajeros y un socorro fortalecedor para los siervos de Jehová, los ángeles cumplen otra función. En tiempos antiguos fueron ejecutores de juicios divinos.

Por ejemplo, en el siglo VIII antes de nuestra era, cuando Jerusalén se vio amenazada por una gran fuerza militar asiria, Jehová respondió con esta promesa: “Ciertamente defenderé esta ciudad para salvarla por causa de mí mismo y por causa de David mi siervo”. El relato bíblico nos sigue diciendo: “Y aconteció que en aquella noche el ángel de Jehová procedió a salir y a derribar a ciento ochenta y cinco mil hombres en el campamento de los asirios. Cuando unas personas se levantaron muy de mañana, pues, allí todos eran cadáveres” (ver 2 Reyes 19:34, 35). ¡Qué débiles resultaron los ejércitos humanos comparados con la fuerza de un solo ángel!

Jehová también ha utilizado a los ángeles para apoyar y animar a sus siervos humanos. Allá en tiempos de los jueces de Israel, Manóah y su esposa anhelaban tener un hijo, pero ella era estéril. Pues bien, Jehová envió a un ángel para transmitirle a ella este mensaje: “¡Mira!, estarás encinta y ciertamente darás a luz un hijo, y nodebe venir navaja sobre su cabeza, porque nazareo de Dios es lo que el niño llegará a ser desde que salga del vientre; y él es quien llevará la delantera en salvar a Israel de la mano de los filisteos” (ver Jueces 13:1-5). En efecto, la esposa de Manóah dio a luz a Sansón, el célebre personaje bíblico (ver Jueces 13:24).

Un apoyo que fue importante en el propósito de Dios lo recibió la virgen judía María cuando escuchó esta noticia: “Concebirás en tu matriz y darás a luz un hijo, y has de ponerle por nombre Jesús”. Justo antes de transmitirle este asombroso mensaje, el ángel Gabriel –enviado por Dios– le había dicho: “No temas, María, porque has hallado favor con Dios” (ver Lucas 1:26, 27, 30, 31).

Otro ejemplo de apoyo angélico fue lo que ocurrió después que Jesucristo resistió las tres tentaciones que Satanás le puso en el desierto. El relato nos dice que, una vez concluidas esas pruebas, “el Diablo lo dejó, y, ¡mire!, vinieron ángeles y se pusieron a ministrarle” (ver Mateo 4:1-11).

Algo parecido sucedió la noche antes de que Jesús muriera. Lleno de angustia, se arrodilló y elevó esta oración: “Padre, si deseas, remueve de mí esta copa. Sin embargo, que no se efectúe mi voluntad, sino la tuya”. Y, a continuación, leemos: “Entonces se le apareció un ángel del cielo y lo fortaleció” (ver Lucas 22:42, 43).

Pero, ¿a quién protegen los ángeles en la actualidad? A todo tipo de persona que adora a Jehová tal como lo indican las Santas Escrituras, sin importar su edad, raza, color de piel, cultura, posición económica o social, se le garantiza que sus poderosos ángeles invisibles lo protegerán. La Biblia asegura: “El ángel de Jehová está acampando todo en derredor de los que le temen, y los libra” (ver Salmo 34:7).

Sin embargo, es necesario reconocer que los ángeles están primordialmente al servicio de Dios y no de los seres humanos (ver Salmo 103:20, 21). Obedecen las órdenes de Dios, no las peticiones de los hombres; de ahí que no se debe pedir ayuda a los ángeles, sino a Jehová Dios (ver Mateo 26:53). Claro está, dado que los ángeles son invisibles a los ojos humanos, nadie puede decir hasta qué punto Dios los utiliza para ayudar a la gente.

Hay que tener en cuenta que los sagrados escritos señalan que, en fecha próxima, el Todopoderoso Creador del Universo, Jehová, empleará a las fuerzas angélicas, encabezadas por su Hijo Jesucristo, para ejecutar la sentencia ya predicha en la Biblia contra este mundo malvado.

En un tiempo ya cercano, el Hijo de Dios, cumplirá su asignación al pie de la letra y vendrá “con sus poderosos ángeles en fuego llameante” con la misión de traer “venganza sobre los que no conocen a Dios y sobre los que no obedecen las buenas noticias que se han estado proclamando por mucho tiempo acerca de nuestro Señor Jesús” (ver 2 Tesalonicenses 1:7, 8).

Que agradecido puede estar a los ángeles fieles, todo aquél ser humano que sabe de qué manera éstos están cumpliendo las instrucciones de Dios.

No hay que olvidar, el Dios verdadero Jehová los emplea… para ayudar y proteger a sus siervos leales en la Tierra.

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