Ante el impacto económico, a la par del coronavirus, diversos sectores resienten el problema en el puerto, como por ejemplo el número de personas en situación de calle e incluso en las comisarías se han incrementado, u otras personas como el trovador Fausto Humberto Canché Balam, que tuvo que dedicarse a otra cosa para sobrevivir; lo mismo esposas de pescadores tuvieron que encontrar otras actividades para obtener ingresos.
Se vio obligado a vender miel
“Durante los meses en que estuvo cerrada la playa me tuve que dedicar a otra cosa, así que pasé de trovador, con una experiencia de 20 años, a vendedor de miel, aprovechando que mi familia se dedica a la bella labor de la apicultura”, comentó Fausto Humberto Canché Balam, conocido trovador del malecón que en ese momento estaba prodigando su arte lírico a una familia visitante en la playa.
“La idea era no morir de hambre, así que tuve que dar un giro de 180 grados a mi vida, dejé a un lado mi guitarra, mi fiel compañera, me subí a la moto y desde Mocochá, de donde soy nato, me dirigía a Progreso a vender botellas de miel pura”, expresó.
“Tomaba mi moto, todos los frascos de miel y realizaba el recorrido de 50 kilómetros entre Mocochá y Progreso para vender la miel que produce mi familia y después regresar a mi lugar de origen, con esto me sostuve”, dijo.
“Fueron 8 meses que estuvimos en un bache económico, ahora a la expectativa de que se genere y distribuya la vacuna contra el COVID-19, veo bien que la Policía Municipal realice sus rondines y exhorte a todos a cuidarse con el protocolo debido”, continuó.
“Pertenezco a la Asociación de Trovadores y de los 20 agremiados sólo asisten ahora a trabajar de 5 a 6, ni la mitad, esto es debido a que muchos están con el temor del contagio, sobre todo por ser adultos mayores, algunos se dedicaron a realizar otros trabajos y con eso se sostuvieron durante 8 largos meses”, finalizó.
Aumentan personas en situación de calle
En la ciudad porteña y sus comisarías es notorio el número de personas en situación de calle.
Esto fue mencionado por Sol García, quien se dedica al comercio informal, y añade que “derivado de la grave situación económica por la que pasan o porque sus familiares simplemente los dejaron en el abandono, ha aumentado el número de personas menesterosas en el municipio”.
“Por lo general se trata de adultos mayores que deambulan por las calles en busca de trabajo o que alguien les regale unas monedas para poder sobrevivir. Estos ancianos viven en situación de pobreza a pesar de sus conocimientos y experiencia, son las cabecitas blancas que nos llegan a contar lo que no vivimos, los abuelitos o jóvenes de la tercera edad que viven hoy en el triste abandono”, prosiguió.
“Hoy en día se encuentran en la soledad, otros al amparo de lo que les puedan ofrecer sus familias, ya que como se sabe, por su edad y condición de salud, es muy difícil que se les pueda apoyar mediante un trabajo, ahora ya ni de “cerillitos” pueden desempeñarse”, comentó.
“Cuando se les presenta algún tipo de enfermedad recurren a remedios caseros, ya que muchas veces no cuentan con el dinero para la atención médica particular o para la compra de sus medicinas”, reiteró la declarante.
Emprenden negocios
Mujeres, en su mayoría amas de casa, esposas o parejas de pescadores, quienes igualmente pasan por una mala racha económica, se han convertido en emprendedoras de sus negocios.
Rosaura Arjona y Delia Magaña comentaron que por la crisis provocada por la pandemia del coronavirus han tenido que ingeniárselas para poder salir adelante, vendiendo ropa por catálogo, artículos de plástico, zapatos, importación y poniendo sus pequeños bazares en las puertas de sus casas.
“Tenemos que encontrar la forma de ganar un poco de dinero, pues nuestros maridos han tenido malas rachas en la pesca, ahora el pulpo está escaso y no salen por cuestiones del mal tiempo y las últimas tormentas tropicales”, comentaron.
Es por ello que tras abrirse de nuevo los negocios en casi todos los giros, con la reapertura de las actividades autorizadas por las autoridades, han decidido montar su propio negocio para salir adelante.
“Si nuestros maridos no nos pueden mantener en estas épocas, tenemos que ver la manera de cómo salir adelante y sacar a nuestros hijos y darles de comer y vestir”, finalizaron.
Por Alfredo Canto May