El historiador José Koyoc, quien se encuentra en el Colectivo K’ajlay, apuntó que las casas mayas no solamente deben cuidarse por ser un patrimonio de la humanidad, sino que además debe reconocerse que sus creaciones con materiales del entorno las convierte en una opción ideal en términos ambientales. Asimismo, Obed y Gabriel Morales, propietarios de una casa maya en el Centro, recordaron la historia del lugar, siendo que fue construida desde hace mucho tiempo y que, incluso, se ha recibido a estudiantes y personas que lo necesitaban como labor altruista.
“A mí me parece que una de las cosas a destacar es que esas casas están adaptadas a los materiales del entorno para no terminar con los recursos materiales, específicamente materiales de montes y bosques”, afirmó el historiador.
Aseguró que si no hay casas mayas en el Centro es porque no se cuenta con los materiales para darles el mantenimiento necesario.
Asimismo, puntualizó el especialista que hay diferentes variedades de palma y que no todas sirven para las mismas cosas.
“Su construcción ha cambiado a lo largo del tiempo. En términos actuales se habla poco de que no existirán estas casas si no hay los materiales para hacerlos… No hay discusiones acerca de su viabilidad, se están privatizando y acabando los bosques, no hay políticas de gestión y conservación de éstos”, apuntó.
Por otro lado destacó el historiador que, aunque son discusiones que no se ponen a la mesa, vale la pena traerlas a colación.
“La ciudad ha crecido muy rápido y no se ha dado el tiempo de hablar de esto… Este tipo de casas se ha asociado con la pobreza, pero a largo plazo es una forma viable e integral de vivir”, aseguró.
Familia Morales
En la calle 74 entre 49 y 51 del Centro Histórico de la ciudad, se puede encontrar una casa tradicional maya que, entre otras características, luce su techo de huano.
Obed y Gabriel Morales contaron la historia de la casa de su familia, la cual actualmente se encuentra en manos de todos los nietos de los dueños originales, quienes se han encargado de darle mantenimiento y vida.
“La casa pertenecía a mis abuelos, Sérvulo Morales y Consuelo Poot, ellos vivieron aquí... El abuelo hereda de su papá el terreno”, contó Obed Morales.
La historia comienza con dos personas, se extiende y se hace enorme debido a la cantidad de hijos que tuvieron, además de la gente que recibieron a pesar de ser una familia humilde.
“Ellos tuvieron 18 hijos juntos y aquí vivía toda la familia... Mi abuelo Sérvulo construyó la casa y aquí nacen sus hijos y algunos nietos”, narró Gabriel Morales.
“Es una casa tradicional de una familia humilde, donde vivían dos señores que tuvieron 18 hijos y no todos sobrevivieron. Un resumen de la historia de la casa es cómo algunos de los vástagos se quedaron a vivir en esta casa y eso es algo muy tradicional, porque la familia no tenía los recursos para construir su propia casa y entonces vivían con sus papás, con sus hijos y sus familias”, explicó Obed.
Por Cecilia Abreu