La jícama debe ser incluida en la dieta de las personas, especialmente aquellas que padecen de problemas del colon, diabetes, hipertensión arterial, triglicéridos y colesterol, entre otras enfermedades, dijo el Licenciado en Nutrición Adolfo René Sánchez Rodríguez.
El especialista explicó que este tubérculo se caracteriza porque el 90 por ciento de su composición es agua, además su fibra es soluble y la insulina funciona como probiótico, además posee vitaminas C, B2 y E, y minerales como el calcio, fósforo, hierro, magnesio, zinc y potasio.
Noticia destacada
Arranca feria de reclutamiento para el Tren Maya en Yucatán: estas son las vacantes
Indicó que una porción de 100 gramos equivale a 35 kilocalorías, ideal para las personas con sobrepeso y obesidad.
El nutriólogo comentó que no debe comerse la raíz y la semilla de la jícama, que suele confundirse con los granos del frijol, lentejas o habas, porque contienen una sustancia denominada rotenona, que antiguamente era utilizada como insecticida.
Tiempo de consumo
Por lo general, el cultivo de la jícama comienza en el mes de abril a junio y la cosecha arranca a finales de octubre y culmina hasta principios de enero, cuando empieza a escasear.
Por eso, en muchas comunidades del interior del Estado se utiliza como alimento refrescante por su elevado valor nutricional de vitamina C, y esto permite se combine para enriquecer jugos y cocteles y con ello se previenen refriados y gripe.
Su conserva
Precisó que, si la jícama se guarda en un lugar fresco y oscuro, puede durar hasta cuatro semanas.
Otra de sus características es que las más pequeñas cultivadas en Maxcanú poseen un sabor, olor y textura muy diferente, comparada con la jícama que procede de los estados ubicados en el centro del país, que son más secas y con menos fibra. Además, es un producto considerado ideal para elaborar snacks y botanas con un sabor y textura que compite con las jícamas que se cultivan en la Ciudad de México.
Comentó que hay muchos chefs que combinan la jícama con otras frutas por ser un alimento refrescante, ideal para hacer postres, ensaladas, curtidos y hasta helados, champolas y pan con harina.
Por su parte, el chef Luis Rufino, del restaurante “Agua de Mar”, indicó que la jícama se consume mayormente antes, durante y después de la celebración del Día de Muertos como un “xec” maya mezclado con naranja dulce y mandarina, pero a él se le ocurrió hacer una ensalada impregnando la jícama con betabel y naranja para elaborar una salsa rábano, así como una ensalada combinando raíces de rábano blanco y negro, curtidas con aceite de hojas de maíz fresco y queso de rancho de Dzununcán, que lo convierten en un guiso autóctono con sabores dulces, salados, ácidos. Además, también elabora bebidas alcohólicas y conservas para mantenerlas todo el año.
Como se sabe, del 28 al 30 de noviembre se realizará la Primera Feria de la Jícama, que debido a la pandemia será de manera virtual, por lo que las personas que deseen conocer más sobre las propiedades de la jícama podrán seguir las pláticas y conferencias que se transmitirán de las 16 a las 21 horas a través del Facebook Colectivo La Tierra de la Jícama.
Por Víctor Lara Martínez