Bertha Mayté Chim Chablé, de 54 años, es la última rezadora que hay en la comisaría de Chelem Puerto, y en este fin de año se le acumuló el trabajo por finados y las novenas próximas de la Virgen de Guadalupe.
“Este es un trabajo como cualquiera, tienes que tener sobre todo una excelente memoria y mucha responsabilidad para cumplir con el compromiso pactado con las familias”, dijo.
Esta labor la comenzó de lleno hace dos años y le fue enseñada por su tía Silvia María Chablé Magaña (+) quien vivía enfrente de su predio y cada vez que salía a rezar la venía a buscar para que la acompañara y, sobre todo, aprendiera.
Cuando su tía se sintió cansada, decidió entregar la estafeta, pero a ninguno de sus hijos le interesó el oficio.
Chim Chablé considera que sus rezos son completos, duran 1½ horas, no como otros, que hacen como que rezan y terminan en media hora.
“Ahora que soy la única rezadora en Chelem Puerto, me vienen a buscar para que les rece sobre todo en los festejos de fieles difuntos o a cualquier santo, como Divino Niño, San Judas Tadeo, Virgen de la Medalla Milagrosa y otros”, relató.
“Hace dos meses, en plena pandemia de COVID-19, falleció mi primo Carlos Chalé (+), que también rezaba, y ahora veo con gusto que está siguiendo este camino el joven Mauricio Talle, de sólo 24 años”, mencionó.
Asimismo, dijo que también la contratan para rezar en los ochavarios, así como los seis meses o el cabo del año.
Debido a los lineamientos del COVID-19, sólo asisten a las casas, para acompañar en el rezo, de seis a 10 personas como máximo y ahora lleva a su hija Cristina Mayté Valle Chim, de 24 años, para que aprenda.
Recordó que en cierto momento la ayudó el ya desaparecido Cosme Gaspar Lira Madera (+), que le enseñó ciertos aspectos importantes, como entregar trabajos completos, no al vapor.
“Me fue bien en estos festejos de finados, pero para diciembre, durante a los rezos de la Virgen de Guadalupe, sólo tomaré de dos a tres compromisos, la verdad me canso y no quiero dejar mal a nadie”, finalizó.
Chelem mantiene viva tradición
El puerto se resiste a perder sus tradiciones, sobre todo en estos festejos de Los Fieles Difuntos, a pesar de que el cementerio se mantuvo cerrado se oficiaron misas por el eterno descanso de los ya desaparecidos.
La comisaria, Bibiana Vianey Chim Pat, dijo que todavía existe la tradición de iluminar el camino de las ánimas con veladoras y velas, pero sólo se pudo observar en algunas casas de las comisarías, donde todavía guardan con celo esa costumbre.
Otro festejo o tradición es que, a muy temprana hora, algunas familias se juntaron para realizar el mucbilpollo, que se coloca como ofrenda en el altar del Día de Muertos.
Por ser día inhábil, la comisaría permaneció cerrada y el párroco Alejandro Rubio ofició dos misas en la parroquia de la Virgen de la Medalla Milagrosa, a las 11 y 12 horas, donde el acceso fue limitado a 50 personas por servicio litúrgico.
La misa tradicional que se realizaba año con año, de manera masiva, a las puertas del cementerio local, se canceló para evitar concentraciones de personas.
Por Alfredo Canto May