La celebración del “Biix”, también llamado ochavario, representa una arraigada tradición que los habitantes de los municipios del interior del estado que mantienen viva y llevan a cabo a una semana de haber iniciado los finados.
Las celebraciones con motivo al Hanal Pixán iniciaron el 31 de octubre y se prolongan hasta el 30 de noviembre, con base a las creencias ancestrales, las ánimas o “pixanes” reciben el permiso para visitar a sus familiares desde el inframundo y llegan para el convivio terrenal.
La palabra ochavario procede del latín “octavarius”, hace alusión a la fase o ciclo de ocho días aproximadamente; es una fiesta de tipo solemne y que el último de los ocho días hábiles que hace para la conmemoración ceremonioso.
En algunos municipios de Yucatán, utilizan el “ochovario” como una variación del ochavario.
Con dicha tónica, a los ocho días de la primera celebración del Hanal Pixán o comida de las almas, se lleva a cabo el Biix, llamado ochavario, donde el primer día (7 noviembre), está dedicado a los niños y el segundo día (8 noviembre) para los adultos y las ánimas solas. A diferencia de los primeros días de celebración, 31 de octubre y 1 de noviembre, donde se ofrece una variedad de platillos típicos de la región, para el Biix, las familias acostumbran colocar en el altar tamales para los niños y el pib para los adultos.
En cada región y pueblo, se hace con singular particularidad
Con ello, este sábado 7 de noviembre las familias del municipio conmemorarán el Biix de los niños. Las ofrendas por la mañana son las mismas que la semana anterior y para el mediodía se preparan tamales para ellos, con el correspondiente rezo por el alma de los pequeños difuntos.
Al día siguiente dedicado a los adultos, 8 de noviembre, los elementos del altar son los mismos de la semana anterior, también las mismas ofrendas complementadas con los tradicionales Píibo’ob (Pibes) elaborados con carne de gallinas criadas especialmente para ese día y cocidos bajo tierra.
Con dicha tónica y como es una tradición anual desde hace décadas, familias se reunirán para la preparación de los tamales y el pib, el cual se ofrenda durante el “Biix” y con el que los fieles creyentes se despiden de las ánimas de sus deudos.
Tras su cocción, las viandas serán ofrendadas sobre el altar del Hanal Pixán, en medio de rezos, como un signo de cariño y recordatorio de las familias.
Posteriormente, las familias podrán disfrutar el alimento en un ambiente de convivencia.
Por la noche, se pone sobre las bardas pedacitos de vela y se prenden para iluminar el camino de las ánimas para su retorno al más allá.
La peculiar tradición se ha ido olvidando, pero persiste en algunas comunidades arraigadas.
Últimos rezos el 30 de noviembre
Las fechas principales de celebración, corresponden a los días 31 de octubre, 1, 7 y 8 de noviembre, sin embargo, de acuerdo con las creencias, algunos “pixanes” no retornan al inframundo y andan deambulando hasta el 30 de noviembre, por lo que se ofrece el último rezo para despedirlos.
Para ese día, las ofrendas son tamales con chocolate o pibes amarrados con una servilleta como para llevar, en la noche se colocan nuevamente las velas para iluminar el camino de las ánimas para su retorno al más allá.
En la casa donde murió algún miembro de la familia antes de los finados (como le llaman al periodo del Día de Muertos) se abstienen de hacer el pib, porque existe la creencia de que al escarbar el hoyo de la tierra donde se van a cocer los píibo’ob (pibes), están desenterrando al difunto y por lo tanto no lo dejan descansar en paz.
Ermilo López Balam, conocedor e impulsor de la cultura maya en la entidad, compartió que la costumbre de la celebración de Biix se ha estado olvidando en la ciudad y quizás se deba a la crisis porque significa gastar el doble, tal vez por eso los píibo’ob (pibes) se elaboran el mismo día dedicado a los adultos o por el desconocimiento de las nuevas generaciones.
Como en otros municipios del interior del estado, en Chumayel, este fin de semana las familias ofrendarán una variedad de platillos que adornarán los altares de los difuntos, en una expresión simbólica de afecto a las almas y reviviendo la celebración de gran arraigo en la entidad.
Por Carlos Ek Uc