Los antorchistas guadalupanos que tras su recorrido descansan en la localidad, se van sin recibir la bendición de la parroquia, ya que no pueden acceder a la iglesia por permanecer cerrada.
Cada año en estas fechas, cientos de peregrinos y antorchistas guadalupanos llegaban a la localidad, descansaban e ingresaban a la iglesia, en donde el párroco les daba la bendición para continuar su camino y de esta manera poder llegar con bien a sus lugares de origen.
Sin embargo, este año las cosas son diferentes, pues desde un principio la parroquia anunció que no habría salida de antorchistas locales y tampoco se le daría recepción a los grupos que estén de paso.
Lo mencionado, lo explicó el párroco Armín Rivero Castillo, mediante un escrito en la que expuso que, por indicaciones del arzobispo de Yucatán, Monseñor Gustavo Rodríguez Vega, y siguiendo las medidas sanitarias para evitar contagios, se llevaría a cabo una peregrinación de fe, con restricciones.
Es por esta razón que en la localidad ningún grupo de antorchistas salió a sus recorridos, por lo que tampoco se les daría recepción a los grupos que están de paso.
No obstante, ayer por la mañana un grupo de estos, provenientes de Espita y otros de Celestún, llegaron a las puertas de la iglesia donde descansaron un momento y continuaron su recorrido.
Los integrantes del grupo señalaron que cada año ofrecen esta manda a la Virgen de Guadalupe, dijeron que llegaron a la localidad en espera entrar a la iglesia y recibir la bendición, pero comentaron entender la situación de la pandemia.
Similar situación vive otros grupos que llegan a otros municipios, pero por la contingencia y las restricciones, la parroquia continúa acatando las órdenes.
Por Carlos Chan Toloza