TIZIMÍN, Yucatán. Verdaderas muestras de fe y de amor a la virgen a través del canto y las interpretaciones se pusieron de manifiesto en su tradicional serenata Guadalupana que este año se apegó a los protocolos sanitarios por la pandemia de COVID-19.
El mariachi San Felipe dio inicio con esta muestra de cariño y devoción con sus cantares muy mexicanos que hicieron vibrar el santuario, seguidos por las interpretaciones de Carlos Pat y Alondra Marfil que con sus voces dieron muestra de su amor hacia la Virgen.
Posteriormente la saxofonista Katia Love deleitó a la morenita del Tepeyac agradeciéndole por su inmenso amor y sus bendiciones.
También llegó el trío Tizimín que como cada año cumplió su promesa de fe y otros feligreses que agradecieron a la guadalupana por la vida misma ofrendándoles el arte del canto y de la música por el cese de la pandemia.
En esta ocasión quienes dedicaron sus melodías y su canto a la guadalupana no lo hicieron frente al altar mayor sino a un costado dónde se encontraba la imagen de la virgen, delimitada para que nadie pudiera tocarla como parte de los protocolos sanitarios.
Dentro del templo solamente asistieron alrededor de 40 personas y aproximadamente 30 en su terraza para evitar aglomeraciones. Desde el ingreso de las personas se les sanitizaba, se les aplicaba gel antibacterial y se les tomaba la temperatura.
Está celebración se prolongó hasta la una de la mañana y concluyó con las mañanitas, convirtiéndose en una noche inolvidable en la que se pidió que la guadalupana continúe bendiciendo a sus hijos y cuidando de ellos.
En diversas viviendas también se dedicaron serenatas a la guadalupana como en la familia de Héctor Pech dónde solo asistieron parientes para demostrar su fervor a la virgen.
CI