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Fausto Gabriel padecía de una enfermedad crónica degenerativa la cual le cobró la vida el pasado domingo

Como homenaje a su memoria por haber sido palquero durante 28 años y por la loable labor que desarrollaba como amarrador del 35 por ciento del coso taurino, el cuerpo inerte del recién fallecido Fausto Gabriel Kantún Sulub (Xuxa), antes de partir a su última morada visitó la plaza de toros y su féretro se colocó a los pies del único palco de tres niveles que este año se edificó de manera simbólica para recordar la siembra del primer poste de los tablados.

Se recordará que Xuxa falleció el pasado domingo a los 47 años a causa de una enfermedad crónica, degenerativa.

A este homenaje, apegados a los protocolos sanitarios, acudieron familiares, seres queridos y amigos del extinto que no concebían su partida de este mundo.

En representación de los palqueros, el maestro Juan Manuel Canché Uc expuso que es doloroso cuando perdemos a un ser querido, pero que todos vamos por el mismo camino y por ello debemos seguir cuidándonos, también reconoció la loable labor que desarrolló Xuxa a lo largo de su vida, recordando que durante 10 años consecutivos tuvo la responsabilidad de amarrar del 15 al 30 de diciembre 21 palcos del coso artesanal, así como armar los palcos de los diputados de feria, Gaspar Turriza, Juan Manuel Canché, Idelfonso Canché, Carmito Yam, José Magaña, María Jesús Méndez, Filomena Tun y de Nicolás Kantún, emitiendo su admiración por su labor artesanal.

En este acto también estuvieron presentes el administrador de la feria Elmer Díaz Ruiz y el secretario de la Comuna, Reyes Gaspar Aguiñaga.

Su cuerpo también visitó las puertas de la capilla de San Judas Tadeo de la comisaría de Emiliano Zapata y la de los Santos Reyes.

Entre aplausos fue despedido de la plaza de toros para luego acompañarlo al cementerio Jardín de la Paz, donde fue sepultado.

Sus hijos Cristian Efraín y Pedro Gabriel Kantún Alcocer, entre sollozos por la partida de su padre, pero también orgullosos de la huella que dejó en este mundo, expusieron que la mejor herencia que pudo dejarles fue el enseñarles a amarrar los tablados, por lo que refrendaron su compromiso de continuar con su legado y transmitirlos a las nuevas generaciones de su familia para que nunca muera la tradición de la edificación del coso artesanal.

Por Luis Manuel Pech Sánchez

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