Desde hace muchos años, en Valladolid como en muchos otros municipios del Oriente del Estado, los habitantes confeccionan y exhiben sus mejores muñecos para el Año Nuevo.
Incluso, para muchas familias, la actividad ha pasado de ser una simple tradición familiar a convertirse en una fuente de ingresos económicos, puesto que con estos muñecos generan ligeras ganancias para el sustento de sus hogares.
En varias colonias de la ciudad se guarda la costumbre de quemar, a la medianoche del 31 de diciembre, los tradicionales muñecos, que representan el Año Viejo y todas las situaciones vividas durante ese tiempo.
En definitiva, la tradición se resiste a desaparecer y existen personas que elaboran estos muñecos desde hace varios años aprovechándolos para obtener un dinerito extra.
Como uno de los ejemplos puede mencionarse a la familia de Lourdes Dzib, quienes crean con sus propias manos estos muñecos, al gusto del cliente, y en esta ocasión los ofrecen desde 120 pesos.
Otras personas elaboran “años viejos” más detallados tomando en cuenta a personajes similares a figuras políticas o reconocidas del año y, en su momento, suelen exponerlos en las puertas de las casas, convirtiéndolos casi en un atractivo turístico para las personas que por ahí circulan.
Así, en los últimos días de diciembre, las personas que circulan por colonias como la Emiliano Zapata, buscan con afán reconocer a los personajes que serán quemados durante la noche del Año Nuevo.
Generalmente, los muñecos son confeccionados a base de ropas usadas y rellenas de cartón, papel periódico, aserrín o lo que a uno se le ocurra, pero la cabeza es un trabajo aparte, porque a veces se realiza minuciosamente para lograr captar las facciones que se asemejen al personaje que se busca representar.