Blanca M. denuncia que sus dos hijas han sido víctimas de violencia durante los entrenamientos en el Complejo Deportivo Kukulkán a manos del entrenador Héctor Soto y Alexander Varona; entre las muchas situaciones que han vivido, contó que en una ocasión el entrenador Héctor Soto le provocó, con dolo, un accidente a su hija Vanessa, quien acabó con contracturas en cuello y espalda, además de lesiones en la rodilla y las costillas.
Además, señala que ha hecho parte de todo esto al Instituto del Deporte de Yucatán (IDEY) y, sin embargo, no ha recibido ningún tipo de apoyo, ante esto, decidió acudir también a la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Yucatán (CODHEY) y ahora tiene dos carpetas de investigación abiertas ahí, sin respuesta hasta el momento. Todo lo que desea es que sus hijas puedan practicar el deporte que les apasiona sin temer ante las agresiones de los entrenadores.
Aseguró que toda esta situación comenzó desde el año 2016, debido a que una de sus hijas sufría de bullying por parte de un compañero suyo, quien la insultaba, le pisaba las manos, le decía “perdedora” y las menospreciaban todo el tiempo.
Ante la situación, Blanca se quejaba con el entrenador Héctor Soto, pero como éste nunca hizo nada, decidió acudir con una queja al IDEY y fue ahí cuando la situación se agravó porque entonces el entrenador se empezó a poner en contra de sus hijas, cada vez peor.
Aseguró que los entrenadores nunca le pusieron un alto a la situación y después de la queja comenzaron a rezagar a sus hijas, pero incluso violentándolas verbal y físicamente.
Llegó al punto en que, cuenta la madre, el entrenador un día dejó que todos los niños salgan del gimnasio y le pidió a Vanessa que se quedara, quien le preguntó si hacía un clavado y él le dijo que sí, pero en cuanto brincó para lanzarse, él apagó la luz, por lo que la niña se cayó, ocasionándole contracturas en espalda y cuello y lesiones en la rodilla y las costillas.
La señora afirmó que después de eso el entrenador se quedó más tiempo de lo habitual y aun así no le reportó nada sobre el “accidente”, fue cuando su niña salió que ella le contó lo que había pasado; sin embargo, como eran de las últimas en quitarse, ya no pudieron alcanzar revisión médica en el Complejo.
“Días después mi hija me empezó a decir que le dolía respirar y fuimos a que la chequen, nos dijeron que tenía lesiones en la rodilla y las costillas y contracturas en la espalda y el cuello, además de un dedo tronchado… Todo ocasionado por el accidente que provocó Héctor Soto”: expuso.
Sin embargo, cuando la señora encara al entrenador, este finge que desconoce la situación de la cual habla.
Su hija mayor desde hace dos años ha decidido dejar el deporte debido a todas las agresiones que han sufrido y que ya no puede soportar, pero su hija menor continúa con deseos de acudir a sus clases y poder ir a las competencias.
“En una ocasión, Paola, la mayor, pidió ir a ver competir a su hermanita y a mitad de la competencia se puso a llorar”, dijo.
Además, aunque las niñas están en nivel de alto rendimiento las regresaron a iniciación con las más pequeñas y esto también lo cataloga como rezago, pues ya llevan siete y ocho años entrenando, respectivamente, y no merecen que las retrocedan de ese modo.
Debido al atraso que les impusieron, las niñas no pudieron participar en una olimpiada nacional y, acusa, “él ya había amenazado de que no irían y pues lo consiguió”.
Y aseveró que cada vez que ella emitía una queja o denuncia, de alguna forma el entrenador se enteraba porque si su hija estaba tomando clases, se lo decía y tomaba represalias en su contra.
Ante las denuncias y quejas presentadas, tanto en el IDEY (216/19, 439/19), como en la CODHEY (1298/1019), el licenciado que la asesora convocó a los directivos del IDEY, quien hizo parte también a la Comisión, quien se encontraba protegiendo a la IDEY, “pero al ver las cosas también se sorprendieron”. Además, aseguró que también cuenta con una denuncia en la CNDH y 2 amparos.
Sin embargo, hasta el momento la carpeta continúa en investigación y le han dicho que se perdieron las evidencias o que se perdió la carpeta… Sin embargo, “cuando fui con el licenciado casualmente apareció la carpeta”.
Asimismo, le dijeron que hay una carpeta que se encuentra por cerrarse por falta de seguimiento, a pesar de que ella misma le ha dado seguimiento a ambas carpetas; en este sentido, también destacó “ya me conocen, reconocen mi voz cuando llamo y a veces me cuelgan”.
Por otro lado, señaló que solicitó un asesor jurídico, que no le querían brindar, pero cuando finalmente se lo asignaron, el mismo no quería apoyarla, aunque finalmente aceptó.
Empero, hace esta denuncia pública actualmente porque incluso siendo las clases vía Zoom las agresiones continúan contra su hija, pues en diversas ocasiones le permite el acceso a las clases hasta que ya terminaron el calentamiento.
Por demás, sigue sin estar en el nivel de alto rendimiento como debería y, por tanto, sigue tomando clases en línea. “Los de alto rendimiento ya tienen clases presenciales, pero son únicamente sus favoritos de siempre”, afirmó.
Con información de Cecilia Abreu