CHICHIMILA, Yucatán, 15 de febrero.- Con una misa que ofició Obispo Auxiliar Mons. Pedro Mena Díaz dieron inicio oficialmente las festividades en honor de la Virgen de la Consolación, patrona de este lugar.
Acompañaron al religioso el Pbro. José Bernabé Cobá Collí Párroco de esta Iglesia y el Padre Felipe Canul Cervantes, vicario de San Bernardino de Siena.
En su homilía Mena Díaz dijo: “Junto con ustedes iniciar este fiesta a nuestra madre la Virgen de la Consolación es un día muy especial para todos nosotros. Vamos a iniciarlo como familia de Dios”.
“Estas fiestas en donde tenemos que seguir pidiéndole a Dios que salgamos siempre muy enriquecidos especialmente en nuestra fe”, agregó.
“Porque nos acompañan en estas fiesta no solamente la Virgen María, el amor que le tenemos a ella se lo vamos manifestando con todas las tradiciones que se acostumbran en nuestros pueblos con los gremios, los bailes, las corridas y las procesiones con las novenas se lo vamos manifestando. A través también de todo esto nosotros vayamos aprendiendo cada vez más, añadió.
“Seamos cada vez mejores discípulos de Jesús, el hijo de la Virgen María. Cuando se empezó a reflexionar sobre su misión de madre de Dios, se llegó a la conclusión de que la perfecta discípula de Jesús era ella, su santísima madre y ella con esa humildad se puso a aprender de su hijo Jesús, cuanto más nosotros tenemos que pedirle que nos ayude a vivir con humildad”, dijo.
“Así como ella vivió para ser muy buenos discípulos de su hijo Jesús, cuando terminen nuestras fiestas tenemos que sentir que hemos crecido, porque verdaderamente nosotros hemos aprendido más de él en nuestra fe”, expresó. “El papel de nuestra santísima virgen es lo que puede ser un obstáculo para que nosotros aprendamos de Jesús, puede ser que nosotros no escuchemos bien a Jesús”, aseguró.
“No prestamos mucha atención a la palabra de Dios. Por lo tanto tampoco la comuniquemos bien. Hoy la palabra de Dios nos dice que Jesús todo lo hacía bien”, indicó.
“Por eso la virgen nos invita a confiar en su hijo. Jesús todo lo hacía bien y especialmente lo que nos presenta hoy el Evangelio es algo que tiene que ver con esos obstáculos que podamos tener para que seamos buenos discípulos de Jesús no escuchamos bien y no hablamos bien de Jesús”, sostuvo.
“Pues Jesús nos puede curar porque eso escuchamos en el Evangelio. Le llevaron a un sordo y tartamudo y pronunció Jesús una palabra: Ábrete y que se abrió. Los oídos del sordo además era tartamudo en la lengua se curó entonces pudo escuchar bien y se convirtió seguramente en un buen discípulo de Jesús, porque los que son curados en agradecimiento a esa curación todos fueron buenos discípulos de Jesús, aunque no todos recordemos aquellos 10 leprosos que curó Jesús, los mandó con los sacerdotes de aquel tiempo que vayan a presentarse con ellos”, dijo.
“Porque la lepra en aquel tiempo estaba considerada como un efecto del pecado y el que tenía lepra era un pecador”, finalizó.
(Manuel Vázquez Rivero)