TIZIMIN, Yucatán, 5 de febrero.- Almacenes Nacional de Depósito (ANDSA), una reserva estratégica de maíz, sus amplias bodegas fueron testigos de la época de oro en donde se producía no sólo maíz, sino todo tipo de maderas preciosas, otros granos, algodón, entre otros productos agrícolas que se trasportaban por medio del ferrocarril.
Lo anterior nace por un lado del gobierno que insiste en que apoyará a los campesinos para incrementar la producción de alimentos y atiende parcialmente la exigencia de las organizaciones de productores de crear una reserva estratégica de alimentos, pero no va al fondo del asunto, ya que no toca la falta de competitividad del país en el manejo de granos, porque carece de una infraestructura de almacenamiento actualizada tecnológicamente y con una amplia red de transporte terrestre de bajo costo como es el ferrocarril en aquel entonces.
Durante varias décadas el gobierno sostuvo la red de bodegas Conasupo (Buroconsa) y de Almacenes Nacional de Depósito (ANDSA), las primeras fungían como redes de acopio en las zonas de producción y por ello fueron construidas en ejidos y comunidades; los segundos, eran de concentración y distribución en zonas urbanas de consumo.
Buroconsa llegó a estar conformada por cerca de 2 mil unidades de almacenamiento, desde los tradicionales conos con poca capacidad de almacenamiento y de uso real, hasta unidades de acopio mecanizadas de gran tamaño en zonas productoras excedentarias con una capacidad total cercana a los 3 millones de toneladas.
El destino de las bodegas fue indistinto, ya que el gobierno no pudo entregarlas a la iniciativa privada por estar erigidas en terrenos de propiedad social y tenía ante sí la demanda de las organizaciones campesinas de devolver esa estructura al control de las comunidades y ejidos otorgándoles financiamientos blandos para mejorar el equipamiento y desarrollar acciones de organización.
La decisión del entonces presidente Ernesto Zedillo y de su secretario de Agricultura, Francisco Labastida Ochoa, fue trasladar esas bodegas a los gobiernos de los Estados para que posteriormente las entregarán a los ejidos y comunidades. El proceso fue trastocado por intereses político-electorales y con ello se perdió la oportunidad para desarrollar un modelo nacional de empresas comercializadoras campesinas.
Cada gobierno estatal, hizo de las suyas con esa entrega, algunos las dieron sin mayor trámite, otros las repartieron de acuerdo con las afinidades político-electorales y algunos más no han concluido ese trámite. Varias organizaciones de productores sociales advertimos que la entrega de las bodegas tenía que estar acompañado por financiamiento y capacitación; sin ambos el uso de la infraestructura sería distinto al original y por eso muchas bodegas se rentaron a los coyotes e intermediarios; otros las abandonaron; algunos más las utilizaron como salones de baile o como almacenes municipales para maquinaria obsoleta.
De toda esa infraestructura, sólo de 10 a 15 por ciento fue recuperada por algunas organizaciones sociales con capacidad de gestión.
ANDSA llegó a tener una red de 300 bodegas y unidades de almacenamiento cercanas a zonas urbanas. La paraestatal se constituyó en 1936, 56 años después el gobierno inició el proceso de desincorporación al poner a la venta la empresa y proyecto Pantaco, en donde se concentraban enormes bodegas y hasta donde llegaban las espuelas de Ferrocarriles Nacionales de México. El 5 de marzo de 1997 inició la disolución y liquidación porque “la entidad había dejado de ser estratégica y prioritaria, carecía de instalaciones, dejado de prestar sus servicios como almacenadora y de cumplir su objeto social”. Un año después el entonces presidente Ernesto Zedillo firmó y publicó en el Diario Oficial el acuerdo presidencial de dicho proceso. Todavía a finales de 2005 algunas de las bodegas de ANDSA continuaban ofreciéndose a los inversionistas extranjeros, como las instalaciones ubicadas a la vera de la estación de la ruta ferroviaria, en Tizimín el edifico sufrió el abandono fue en que en el ejido recuperó esta porción de tierra y que guarda celosamente la época donde se producían toneladas de maíz y que era trasportado en los vagones del tren.
(Efraín Valencia)