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Yucatán

Rosa María Reverté Gaudier, coordinadora general de la Fundación Acompaña Mérida, que se creó el 8 de noviembre del 2018, dijo que su carisma inicial es acompañar a los padres a quienes se les ha muerto un hijo o una hija, porque en el escenario de la muerte sólo queda acompañar y escuchar.

–Yo creo que uno de los grandes consuelos del acompañamiento es sólo escuchar. El que sabe acompañar escucha. Y escuchar significa recibir: Yo te recibo con todo lo que estás viviendo. Pero se ha ampliado ese carisma, y hoy en día la Fundación Acompaña atiende no sólo a los padres que se les ha muerto un hijo, especialmente a las mamás –y de hecho fue el primer grupo que lo hizo en la Ciudad de México, porque esta fundación viene de la Ciudad de México–, sino también ya se atiende a viudas, y tenemos el taller “Vida”, que es para acompañar en el duelo de cualquier tipo de muerte.

–¿Qué curso están ofreciendo hoy?

–Hoy estamos dando nuestro segundo taller ya aquí en la ciudad de Mérida, en esta Iglesia de María Inmaculada. Somos laicos comprometidos, pero la Fundación Acompaña no es un apostolado, no tiene la intención. De lo que tiene la intención es de acompañar a las personas en esos momentos límites existenciales que es donde lo único que queda es acompañar. Porque en el escenario de la muerte, no se puede ayudar, sólo se puede acompañar.

–Pero el acompañamiento es un consuelo, ¿no?

–De hecho, como te decía, el que sabe acompañar escucha. Y escuchar significa recibir: Yo te recibo con todo lo que estás viviendo. No te juzgo, porque todo lo que vives es lo que tienes que vivir. O sea, hay dolor, hay tristeza y enojo. Hay sensación de desamparo, hay desasosiego, hay sensación de injusticia, de fraude. La gente afectada se pregunta: “¿Por qué a mí? Veo que hay mucha gente a la que no le pasa, ¿por qué me pasó a mí?”. Entonces la fundación acompaña. Nuestra misión es esa, acompañarte a que tú descubras tus recursos, esos recursos que hay en ti, para que tú construyas un nuevo estado “normal”.

Desde lo psicológico emocional

–¿Este acompañamiento va desde el punto de vista de la fe?

–No. Desde el punto de vista psicológico emocional. Es decir: vamos a ayudarte a ti a que descubras esos recursos personales, familiares, internos; porque hay recursos internos, que son nuestro carácter, nuestra personalidad, nuestros principios, nuestros valores, nuestra fe. Pero también hay recursos externos, como la familia, la empresa, la sociedad. Entonces a través del descubrimiento o redescubrimiento de tus recursos, te ayudaremos a construir un nuevo estado normal. Porque el normal anterior, ya no va a regresar. La persona, hijo, hija, mamá, papá, esposa que murió, ya no va a regresar. Ese estado “normal” ya no va a regresar.

Entonces lo que te acompañamos es el tiempo para construir ese nuevo estado normal.

La función de la fe

–¿Cuál es la función de la fe ante la pérdida de un familiar?

–Voy a hablar como Rosa María Reverté, no como Fundación Acompaña, porque la Fundación Acompaña es una asociación que, aunque sí está formada por personas de fe católica, nosotras no somos propiamente un apostolado. Sí te puedo decir, después de 20 años de acompañar a personas, porque llevo 20 años de hacerlo, que la fe hace una enorme diferencia. Cuando tú crees que la vida es trascendente, cuando crees que de verdad esta vida es como un peregrinar en el que tienes la absoluta convicción de que a esa persona a la que se le ha dicho adiós, lo que literal es eso: A Dios. Y lo que significa es un hasta luego, es decir: nos volveremos a ver, nos volveremos a reencontrar. Esto no es una pérdida, es un hasta luego.

Cambias de habitación

–De hecho la muerte para mí es como una puerta que se abre y cambias de habitación. Entonces dejo esta habitación y cambio de habitación. Es abrir esa puerta y saber que tras ella me siguen esperando, que están esperando por mí, saber que están esperando para mí, hoy sí lo digo, lo confieso, porque soy una persona de fe profunda, a mí es lo que me ha sostenido todos estos años. Y lo que más me consuela de mi fe, de nuestra fe, es no tanto los milagros de Dios y luego la gente anda detrás de los milagritos. Entonces todo mundo reza, y todo mundo hace promesas, y todo mundo está esperando el milagro. Pero a mí lo que me consuela son las promesas, las promesas de Dios a través de Jesús. Y hay una en especial que para mí es el sostén: Él prometió que estaría con nosotros hasta el final de los tiempos, y ese final de los tiempos no sólo es el, digamos, que todos los tiempos se renovarán, sino el final de mis tiempos. Cuando yo me muera, cuando se muera mi marido, o alguno de mis hijos, yo tengo la absoluta certeza de que Jesús está ahí conmigo, de que Dios está ahí conmigo.

Enojo con Dios es una prueba de fe

–¿Cómo funcionan las oraciones durante el duelo?

–Mira, al principio la persona, más que orar, clama a Dios, le grita. De hecho mucha gente se enoja con Dios y la gente piensa que cuando se enoja con Dios es falta de fe. Siempre he dicho que tú no te enojas con quienes no te importan. ¿Sí o no? Si alguien se te cruza en tu camino y no lo conoces, pues lo que vas a pensar es que el pobre hombre tiene un mal día, y te tocó el claxon, y pues, bueno, vaya bien.

Tú te enojas con las personas que te importan. ¿Estas de acuerdo? Con las que verdaderamente me importan. Entonces curiosamente el enojo con Dios durante el principio del duelo, es de hecho una prueba de fe, porque por fin te estás desenmascarando con Dios y estás actuando desnuda. Entonces no hay que temer ese tema.

El tema de la oración propiamente dicho, el tema de la oración es diferente a rezar. La oración es hablar con Dios. Y les prometo que la gente no para de hablar con Dios en los momentos difíciles.

–¿Hablar con Dios o repetir, por ejemplo, el rosario?

–Es que el rosario es un rezo. O sea, rezar el rosario, el Padre Nuestro, las novenas, todas estas oraciones que se rezan se llaman oraciones vocales, porque ya están hechas, ya están instituidas dentro de la Iglesia. Ese es un rezo que también se puede convertir en una oración, porque a lo mejor a través del rosario me elevo, y a través de un misterio de repente empiezo a hablar con la Virgen, o empiezo a hablar con Dios, o me identifico en algún momento con algo que estoy rezando, y eso me transporta.

Entonces se convierte del rezo en un diálogo. La oración es para mí la forma más linda; hay una oración de San José María, que dice eso: Hablar con Dios. Y la otra de Santa Teresa de Avila, que dice: Es estar muchas veces a solas, con aquél que sabemos que nos ama.

–¿Cuál es el apoyo tanatológico que brinda la Iglesia, y cuánto tiempo le dedican a estos temas?

–Bueno, esa es una de las situaciones que me atrevo a decir (tengo un hijo sacerdote), y sabemos que, a veces, en el tema del duelo, el consuelo espiritual al principio no suele consolar. Porque la persona está herida. Está en llaga viva: Ha muerto su hijo, ha muerto su esposo. ¿Cómo le dices a una madre que su hijo tiene 11 años o que tiene 12, o que tiene 17 años, “ha cumplido su misión”?. Como que hay una rebelión interior, porque dicen: ¿Cómo mi niño, cómo mi chico de 17 años que tiene tanto por vivir, cumplió su misión? Entonces sí considero y por eso agradecemos tanto al padre Christian Uicab, de María Inmaculada, y al padre Tony Escalante, que ellos han tenido esa sensibilidad de saber que como Iglesia se necesita este acompañamiento humano, y por ser humano, espiritual.

Porque la humanidad siempre tiene el tema espiritual insertado, de acompañar a la gente desde su humanidad, para que consolados en su humanidad puedan desde ahí abrir los ojos a la espiritualidad. Es decir, puedan encontrarse con Dios en ese escenario del dolor.

Taller Vida

–¿Preparan a los feligreses para estos casos?

–Bueno, el taller “Vida” es un apoyo que la parroquia de María Inmaculada está ofreciendo a todos los feligreses.

–¿Tiene costo?

–El costo por sesión es de 100 pesos, pero son 13 sesiones. Y lo único que se pide es que aun cuando la persona falte, la persona cubra el pago, porque es un compromiso, y es un dinero que se destina para los gastos propios que tenemos como fundación.

–¿Se da en otras iglesias este taller?

–El taller Vida solo aquí, pero en los Grupos de Ayuda, que es otro tema de la Fundación Acompaña, realmente nos ha apoyado mucho el padre Tony. De estos grupos se puede hablar en una casa, en un aula que alguien nos prestara. Aun cuando ahorita hemos iniciado bajo el apoyo de 2 párrocos, la Fundación Acompaña no está adscrita a la parroquia.

–¿Cómo se comunican con ustedes?

–En www.acompana.org, y en el teléfono celular 999-227-0232.

(Roberto López Méndez)

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