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Yucatán

Puntos divergentes de las narrativas contendientes de hoy

Jorge A. Franco Cáceres

La narrativa actual de las oposiciones partidistas y sectoriales reitera que las políticas públicas no muestran vanguardias económicas y tecnológicas sino retrocesos ideológicos y educativos, como recuperar los sueños patrios de Benito Juárez, Francisco I. Madero, Lázaro Cárdenas, etc.

Dice también que a las autoridades y los representantes -a quienes desprecia porque considera que no son expertos en TIC´s ni Internet-, les falta pensamiento lateral tipo OCDE y visión de futuro tipo DAVOS. Las acusa de que no tienen pies firmes en el presente globalizado y menos manos duras para el crecimiento incondicional. Insiste en que no manejan para nada Design Thinking y que no cuentan con plataformas de inversiones.

Pregona además la narrativa oposicionista que la ciudadanía está confundida con tantas fake news de la Presidencia de la República y el Gobierno Federal –prefabricados para que Donald Trump sea nuevo redentor de México mientras que el Papa Francisco desaparece del ánimo de los mexicanos. Divulga, finalmente, que nuestro país vive una nueva serie televisiva, denominada “Sálvese quien pueda del neoliberalismo”, en la que todo se explica desde los poderes estatales a partir de las canalladas políticas de las elites mafiosas.

Las derechas reiteran una narrativa oposicionista que es calumniosa de la Presidencia de la República y de los poderes de la Cuarta Transformación. Evidencian en ella confusión y desesperación, pues lo que acusan como retrocesos ideológicos, miopías visionarias y confusiones ciudadanas, son en realidad consecuentes referencias sociales e históricas. Sí, memorias ancestrales y sentimientos tradicionales que son pertinentes para un proyecto nacional que aspira a contener los abusos de los poderes extranjeros y las mafias transnacionales.

Las oposiciones partidistas tienen narrativas compartidas con los líderes de COPARMEX y otros organismos del sector privado, especialmente en lo concerniente a sus juicios obsesivamente tecnocráticos y hasta tremendistamente neoliberales. No aceptan entre ellas que el Estado republicano y democrático no es una empresa neoliberal.

A través de sus reclamaciones jadeantes y sus advertencias desaforadas, evidencian que rechazan las ventajas sociales y ambientales de la austeridad republicana y la redistribución social, ambas políticas con la pertinencia estratégica del crecimiento CERO o incluso del decrecimiento MICRO para: 1) detener el despojo patrimonial, 2) contener la explotación laboral, y 3) acabar la depredación natural. Se cuelgan del punto del crecimiento para montar su reclamos más fúricos y rabiosos.

Desde luego que las oposiciones señaladas recurren a esa misma narrativa para pronunciarse incondicionalmente a favor de todos los megaproyectos de interés transnacional: T-MEC, Tren Maya, Plantas Eléctricas, etc., que les recuerden que México sigue dentro del mundo globalizado de DAVOS y OCDE.

El “Sálvese quien pueda del neoliberalismo” no es una serie televisiva de ahora, sino una estrategia social de sobrevivencia popular de hace 36 años. Sí, es un recurso desesperado de ese tiempo cuando la tecnocracia gobernante dispuso que se volvieran basura los empleos personales para que se concentraran las ganancias empresariales; y que se manejaran como chatarra las propiedades comunitarias para que las empresas transnacionales realizaran despojos patrimoniales. Ahí se impuso el capitalismo de outsourcing para hacerlos realidad.

Fue tal el control de la dictadura tecnocrática durante ese largo período de explotación y saqueo neoliberales, que pocos mexicanos se atrevieron a contraponerse a su narrativa hegemónica, evitando hablar abiertamente de lo que sucedía por temor a perder sus empleos de muchos años o de ser desaparecidos para siempre. Desde luego, gobernantes y líderes prefirieron adosarse o entregarse a ella.

Lo cierto es que poco ha conseguido avanzar la narrativa oposicionista frente AMLO y la 4T, que sostienen una narrativa solidaria que comunica abiertamente que el modelo neoliberal ha maltratado brutalmente a las mayorías sociales de México; y que siguen operando los agentes antisociales que se aferran en que siga haciéndolo desde los poderes públicos y los sectores privados.

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