Por Víctor Salas
El sábado 29 de febrero, con un teatro Armando Manzanero lleno hasta en su cubículo especial, se llevó a cabo la presentación del ballet Coppélia, en su versión original de tres actos.
Este trabajo se debió a la férrea voluntad de la maestra Aniuska Torres Santana, quien llegó hace muchos años a Mérida como cubana y ha concluido en yucacubana, al formar familia con el ingeniero Mario Camacho.
Aniuska Torres elaboró su trabajo desde meses antes, pero preocupada por dar una visión de profesionalismo a su trabajo, contrató al Maitre Héctor Figueredo, subdirector de Prodanza, para la supervisión de esa puesta en escena, que tuvo como invitado al también cubano Vladimir Piedra Landa.
Para presentar al Ballet de Cámara, la maestra reunió a buena cantidad de bailarines de la entidad, los unió con alumnas de su academia, y logró la cantidad de personas necesarias para desarrollar los tres actos del ballet.
Aniuska Camacho Torres tuvo, bajo su responsabilidad, dar vida y recrear al personaje de Swanilda, al que dio momentos de gran trabajo actoral y más que adecuada pantomima. Se suman a estas cualidades corporales, su naturaleza musical, que coadyuva a cerrar el círculo indicado para hacer creíble la vida teatral de la joven Swanhilda, enamorada de Franz, chico que galantea, además, a una perfecta muñeca creada por el doctor Coppélius, interpretado por Miguel Gorocica, que hizo un estupendo trabajo; quizá, el mejor de los muchos que le he visto.
De los tres actos, el segundo me pareció el más logrado, porque en él convergen solamente los elementos maduros de la compañía, y se dice que es el momento en el cual la bailarina demuestra sus habilidades técnicas en lo académico y en el demi caracter (sic) de la danza clásica.
Vladimir Piedra, fiel a las características de la escuela cubana, se desempeña como muy buen partenaire, tiene giros múltiples de gran control y un entrecruzamiento de piernas o entrechats, de gran regocijo. Además, sus desplazamientos por el escenario tienen la cualidad expresiva correspondiente a un chico que anda en dos aguas de manera desparpajada.
En el tercer acto estuvieron como invitadas especiales Pilar Aramburo, de origen argentino, y Susana Sánchez, coterránea nuestra. Pilar interpretó El Amanecer y Susana El atardecer, dos variaciones alegóricas al acto celebrativo de la boda de Swanhilda con Franz. Susana Sánchez tiene largos brazos de movimientos suaves que empleó como port de bras que acompañaron de manera sus desplazamientos, giros y levantamientos de piernas. Después siguieron el conocidísimo Vals de las Horas, el Pas de deux, las variaciones y la galopa final. Todos recibieron una magnifica ovación, que personalmente prolongó hasta la maestra Aniuska Torres Santana.
La coreografía es una reinterpretación de la inextinguible Alicia Alonso, a la original de Arthuer Saint-Leon y Marius Petipa.
Una felicitación especial va para los diseñadores de imagen y publicidad, quienes muy atinadamente dosificaron entrevistas, fotos, clips grupales, videos y demás, logrando que entre el público hubiera muchos extranjeros y público ajeno a los familiares de los participantes.