En el marco del Día Cero Discriminación, en el Museo de Antropología e Historia del Palacio Cantón se llevó a cabo un conversatorio en el que participaron un joven homosexual, sus padres y una madre de familia.
Alex Orué, miembro del colectivo Por la Protección de las Familias en Yucatán, dijo que este conversatorio tiene como finalidad reconocer a todas las familias, incluyendo a las de las personas LGBT.
Señaló que la idea de que en Yucatán no pasa nada es nociva, pues aunque aquí no se tiene problemas de violencia y narcotráfico, eso no significa que carezcamos de problemas, como la crisis de la violencia de género, detenciones arbitrarias y torturas, discriminación a la etnia maya y discriminación a la población LGBT.
El conversatorio trató precisamente de esta última problemática. Como antecedente se mencionó que el 1 de marzo la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el Día Cero Discriminación con el fin de acabarla y celebrar la diversidad, la tolerancia y la inclusión.
En la plática se expusieron dos casos de padres de familia que tienen hijos homosexuales, como la historia de Eric C., que con un hermano homosexual, que ya había salido del closet, sintió la presión que él debía ser heterosexual, cuando en realidad no lo era.
Difícil aceptarlo
Relató que para él fue muy difícil aceptarlo, pues vio cómo su hermano sufría; Eric también sufrió durante la adolescencia porque él tenía que continuar con el apellido y no podía darles la sorpresa de que otro de sus hijos fuera gay.
Expresó que una persona lastimada, lastima a los demás y fue precisamente él quien ofendía a su hermano y hacía “bullying” (acoso) a sus compañeros de escuela. Dijo que los adjetivos que se aplican a los homosexuales duelen mucho y marcan la vida de las personas.
Dijo que uno de los errores de la sociedad es etiquetar lo malo; la gente relaciona erróneamente la drogadicción, el alcoholismo y otros aspectos negativos con la homosexualidad.
Víctor C., padre de familia, recordó que él creció y se formó de una manera tradicional y esperaba tener hijos que jugaran futbol y fueran varoniles; no obstante, al saber las preferencias sexuales de sus hijos las aceptó, pero no sin problemas.
Nelia D., la madre, dijo que agradece a Dios porque fue elegida para tener dos hijos homosexuales pues eso le cambió la manera de ver las cosas en un mundo cuadrado, con reglas estrictas, y se informó en cuanto a la homosexualidad.
Todo este conocimiento le ha servido para ayudar a familias que están por desintegrarse por esta causa. Sin embargo, admitió que el proceso no estuvo exento de dolor.
Proceso, no revelación
A su vez, Bárbara G., madre de familia, dijo que su caso fue distinto al de Víctor y Noelia, pues no hubo una revelación, lo que hubo fue un proceso, pues desde que su hijo era pequeño tenía ciertas actitudes femeninas, lo que hizo que se informara y en alguna plática con él hablaba sobre su futuro; no se refería a su novia o esposa más bien a su pareja.
En esta plática los participantes coincidieron en que ellos como padres no deben creer que su felicidad se debe basar en lo que hagan o sean sus hijos, sino que cada uno debe buscar su propia felicidad; además, se deben informar y acercar a grupos de padres de familia que pasen por la misma experiencia.
(Texto y fotos. Elena Gómez)