VALLADOLID, Yucatán, 22 de marzo.- Este domingo se llevaron a efecto las misas dominicales a puerta cerrada en la Parroquia de San Servacio, debido a la pandemia del Coronavirus, sólo les permitieron la entrada a los medios de comunicación; en la misa de las 9:30 am ofició el Pbro. Juan Pablo Cervera Novelo, en su homilía dijo lo siguiente:
En este domingo, 4to. de Adviento, habrá alegría en el de Cuaresma porque pronto resucitará el Sr. Jesús entre nosotros y se empieza a aproximar la Pascua y se empiece a tener un poquito más de alegría sin perder desde luego la seriedad de la Cuaresma y de la conversión de nuestro corazón.
Y precisamente en este 4to. domingo nos invita Jesús a contemplar el relato del ciego de nacimiento que nosotros podamos reflexionar en estas dos palabras: ver y creer, y estas para el Evangelio de Juan y para toda vida cristiana son esenciales para el seguimiento de Jesús, son dos puntos que me gustaría compartir con ustedes que nos acompañan desde sus hogares, sobre todo por aprender a ver la realidad.
La historia y las personas como las ve Dios, ya que el sí ve perfectamente el corazón de cada uno de nosotros por eso es interesante ver la realidad, la historia a la persona en sí y no juzgar como estos judíos, pues sabemos que la mentalidad del judaísmo, ya que este ciego desde que nació no podía ver, se piensa que algo pudieron hacer sus familiares para que él tuviera ese castigo de no poder ver, estamos juzgando sin poder ver lo que hay dentro del corazón del hombre, por eso siempre hay que tener en cuenta: ve y conoce cada uno de nuestros corazones.
Y hay que tratar de cambiar ese corazón en este tiempo de Cuaresma, el segundo punto sería aprender a defender la fe con la realidad comprometiéndonos con ellos, es decir, viviendo como hijos de Dios, en este ciego vemos un signo interesante, vemos cómo la luz le hace ver su propia luz, vemos que en esta mentalidad judía el que haya nacido con esta discapacidad y limitación significa que tenía una gran carga de conciencia.
El no poder ver y estar sumiso a esa carga de sus antepasados, pero Jesús perfectamente bien lo dice, se lo hace recalcar y como Jesús dentro de este pecado entre comillas, de la desgracia él toma algo bueno, de la desgracia se convierte en algo que sirve para dar vida, para dar luz y descubrir la presencia de Dios en este hombre que por algún motivo natural no ve, sin embargo Dios le restituye esa dignidad.
Es cuando nosotros, hermanos, tenemos que ser conscientes de esta debilidad y ya San Pablo lo dice que seamos hijos de la luz cuando nosotros sintamos que el pecado nos está opacando, nos está dejando ciegos, es cuando tenemos que tomar ejemplo de lo que dijo San Pablo: los frutos de la luz son la verdad y la justicia, cuando nosotros somos bondadosos somos justos y hablamos con la verdad rompemos todo aquello que nos ata al pecado, de aquello que nos impide ver más allá de nuestra propia naturaleza, podemos estar conscientes de que Jesús nos restablece a cada momento, a cada instante cuando nosotros recibamos su luz.
(Manuel Vázquez Rivero)