Durante esta Cuaresma como un tiempo centrado sólo en la penitencia, la conversión o en meditar cómo nos va a castigar Dios por nuestras malas acciones, es muy conveniente reflexionar cuidadosamente sobre las lecturas de este domingo.
Reveló el Pbro. Oscar Manuel Cetina Vega, párroco de la Purísima Concepción y San José de este puerto durante su homilía dominical.
Hizo mención que en cumplimiento de las indicaciones de la Arquidiócesis de Yucatán, por considerarse tiempo de alerta, pidió a los feligreses que la paz se realice mediante una reverencia o bien sólo de palabra para evitar contacto físico.
En el caso de la comunión se realizará entregándose en las manos, para que la ostia sagrada sea introducida a la boca de forma personal.
Dijo que con base a las tres lecturas tiene una palabra negativa. Todas nos hablan en positivo, en la primera es la bendición de Dios sobre Abraham, ciertamente Dios pone a prueba la fe de Abraham. Le invita a salir de su tierra, a dejarlo todo.
Este realiza un viaje hacia lo desconocido, no cuenta más que con la promesa de Dios, donde lo mejor, con su bendición, tres veces sale en esa lectura el verbo “bendecir”.
Es una bendición que recae sobre Abraham, su familia y sus descendientes. Parece que el encuentro con Dios le dio a Abraham un nuevo norte, un nuevo sentido para su vida.
Dios le invita a salir de su tierra, pero no para ir a sufrir, sino para llegar a una tierra donde recibirá la bendición del Señor, pero esto continúa.
La segunda lectura nos abre más la perspectiva. La salvación de Dios no es sólo para Abraham, sino para todos, desde antes de la Creación, nos dice san Pablo, Dios dispuso darnos su gracia, nos salvó, pero esta salvación no depende de nuestros esfuerzos ni méritos, sino de la pura gracia de Dios que nos la ofrece gratuitamente.
En este tiempo estamos: tiempo de gracia, de salvación, de presencia entre nosotros del amor gratuito de Dios, hoy el Evangelio nos ofrece el relato de la Transfiguración, es todo un relato sorprendente.
Parece que en un momento dado los apóstoles quedaron deslumbrados con la personalidad de Jesús, vieron claramente cómo se manifestaba en El la gracia, el poder, el amor y la salvación de Dios.
Donde se sintieron confirmados en su fe, se dieron cuenta de que, a pesar de que en algún momento les podía resultar más o menos difícil seguir a Jesús, lo que iban a encontrar si le seguían hasta el final, era la luz, la salvación, la gracia.
El mensaje nos invita precisamente a seguir a Jesús: Este es mi Hijo, escuchadle, en estas lecturas nos invitan a tomar el camino adecuado, a salir de nuestra tierra, de la vida a que nos hemos acostumbrado para ir a la tierra donde encontraremos la bendición de Dios (1ª lectura).
Para descubrir que la salvación de Dios nos ha sido ofrecida desde siempre (2ª lectura), para dejarnos deslumbrar por la luz de Dios (Evangelio). No es, por tanto, Cuaresma un tiempo de oscuridad.
En la oscuridad vivíamos antes de la Cuaresma, ahora se nos invita a abrir los ojos a la luz, esa luz que pasa es que, a veces, la luz, cuando es mucha, deslumbra y nos hace falta algo de tiempo para acostumbrarnos.
Para eso es la Cuaresma, para acostumbrarnos a la luz de Jesús, dejar las zonas de oscuridad que hay en mi vida personal, familia, relaciones, trabajo.
Para comprender qué hago para abrir mis ojos a la luz de Dios, cuántas veces leo la Biblia, cada cuándo hago alguna oración, cuándo rezo con la familia, qué hago para compartir con otros la luz que Dios me ha regalado, todas estas reflexiones son para aplicar en la Cuaresma que estamos celebrando.
Con información de Julio Jiménez Mendoza
Por Redacción Por Esto!