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Vacíos, los panteones municipales

Ayer 10 de mayo, los cementerios de la ciudad se mantuvieron cerrados por la contingencia sanitaria por el Covid-19, lo que impidió a miles de personas acudir a visitar las tumbas de sus madres, llevarles flores, música de mariachis o alguna otra muestra de cariño.

Sólo se permitió el ingreso del personal de servicios de inhumación y/o cremación. Así, en un par de ocasiones se abrieron las puertas de Xoclán o del Cementerio General para permitir el ingreso a quienes fueron a depositar a sus seres queridos.

Se calcula que, en un 10 de mayo ordinario, acuden a los panteones municipales unos 15 mil visitantes; tan sólo a Xoclán lo hacen más de 10 mil. Sin embargo, en esta ocasión no sucedió.

Las aglomeraciones, el ir y venir de gente, las flores y todos los demás elementos que son tradicionales en los panteones en un Día de la Madre común, en esta ocasión no los hubo.

En el caso de los alrededores del Cementerio Xoclán algunas florerías trabajaron a puerta cerrada y a escondidas, pues sólo entregaban algunos pedidos hechos por internet. En el caso del Cementerio General el panorama fue similar.

La soledad y la tristeza, que son propias de los panteones, se esfuma por unas horas en ciertos días especiales, como el Día de la Madre o los días de muertos, cuando los vivos se acuerdan de sus seres queridos que se les adelantaron.

Pero en esta ocasión, y si es que desde algún plano astral los difuntos sienten, perciben o saben que sus familiares y amigos los visitan, esta vez el Covid-19 los privó de poder contar con al menos unas flores para recordar su vínculo con esta tierra.

En las rejas de la entrada del Cementerio Xoclán se colocó una gran manta que señala: “Se informa a la ciudadanía que debido a la contingencia por Covid-19 los días domingo 10 y lunes 11 de mayo, los panteones municipales se encontrarán cerrados para las visitas que tradicionalmente se efectúan a los mismos, únicamente se dará acceso a los servicios de inhumación y cremación”.

Y aunque existía la posibilidad de que algún despistado o despistada acudiera a los panteones, la verdad es que al parecer la gente respetó la disposición pues en el recorrido que hizo el reportero no observó nada en este sentido y los vigilantes no reportaron gente que haya llegado con la intención de visitar a su familiar.

Desde luego que esta disposición afectó a toda la gente que depende económicamente de este tipo de celebraciones, como los vendedores de flores, de comida y hasta los que acarrean cubetas de agua y se llevan algunos pesos por arreglar y limpiar tumbas o sepulcros.

(David Rico)

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