ZONA ARQUEOLOGICA AKE,-Tixkokob, Yuc., 16 de mayo.-La planta del henequén, cien por ciento yucateca, cuyo origen viene de la familia del agave y que dejó importante derrama económica en el Siglo XIX, actualmente sigue siendo una de las principales fuentes de trabajo de cientos de campesinos indígenas en distintos puntos de la geografía del Estado.
Esta planta en su inicio fue cultivada por los mayas en la época prehispánica y le llamaban “Kiij” en Lengua Maya; fue domesticada en ese tiempo debido a la utilidad de sus fibras, sobre todo para la fabricación de hilo, (llámese mecate, lazo, soga o cordel).
La producción y explotación del henequén fue tan exitosa que los antepasados decidieron convertirla en agroindustria, y el derivado del “Oro Verde” se empezó a vender no sólo a nivel estatal o nacional, sino también a nivel internacional, alcanzando los mercados de Estados Unidos y Europa.
Debido a la sobre demanda, a mediados del Siglo XIX los trabajos de siembra y cultivo se intensificaron, incluso fue necesaria la mano de los campesinos mayas porque se tuvieron que extender las tierras para abastecer las necesidades de producción.
Sin embargo, este tipo de plantas también tuvo auge en los Estados de Veracruz y Tamaulipas a inicios del Siglo XX pero, la agroindustria del “Oro Verde” sufriría un duro golpe con el invento de las fibras sintéticas como el polipropileno aunque, en Yucatán aún sigue habiendo plantas henequeneras que incluso, ha llamado el interés del turismo extranjero y nacional, por lo que el día de hoy se ofrecen recorridos para que los visitantes valoren el trabajo artesanal de cientos de trabajadores del campo.
Se sabe que en sus inicios había numerosas variedades de esta planta, actualmente ya sólo quedan tres, el henequén blanco que es la variedad más común porque se desarrolla de forma natural ya que no se utilizan fertilizantes ni pesticidas durante su ciclo vegetativo.
La densidad de siembra va de 2,700 a 3,150 plantas por hectárea, según pudo conocer el POR ESTO!, aunque para ello hay que esperar 6 años, aproximadamente, desde su siembra, pero el henequén tiene muchos usos porque con las cuerdas, sogas, hilos, etc. etc., también hay quienes elaboran alfombras y tapetes, incluso hamacas.
Asimismo, se puede extraer pasta para papel, abono para las plantas, y la pulpa derivada de la fibra sirve también para alimentar al ganado, por lo que del henequén todo sirve.
Hay quienes afirman que también del henequén se pueden elaborar bebidas alcohólicas, de hecho, en la actualidad se habla de que investigadores y químicos están trabajando en la posibilidad de producir etanol.
Se dice también que el jugo del henequén puede ser utilizado como detergente para el lavado de trastes y ropa, además de que pueden obtenerse ceras para uso industrial y hecogenina, que es un producto básico para diferentes fármacos de gran demanda mundial.
Proceso del henequén
1.- Sembrado de la planta y esperar 6 años para llevar a cabo el primer corte y enseguida se pueden hacer cortes cada cuatro meses.
2.- Una vez en la desfibradora se coloca en el elevador en donde ya es esperado por un ?desatador?, apoyado por un “emparejador” y un “alineador”, que se encargan de supervisar que la hoja vaya correctamente hacia las cadenas de bronce.
3.- Una vez pasado este proceso la hoja ya sale como fibra, la espera un “recibidor” que las amarra en manojos para que otro trabajador las acomode en las plataformas y luego el “tronero” es el responsable de que vaya bien acomodada.
4.- El “repartidor” traslada la fibra en el truck hasta el secadero y ahí lo esperan los “tendederos” quienes van tendiendo en los folios, (estructuras de herrería y hay que esperar a que se seque entre 4 y 5 horas.
5.- Una vez seca, esta materia prima es llevada a la hiladora o cordelería donde se lleva a cabo la producción del hilo Yucatán.
Esta famosa planta genera empleo para cientos de indígenas campesinos cortadores, capeadores, fumigadores, sembradores, choferes y muchos más; actualmente hay muchos sitios donde se trabaja el henequén que se niega a desaparecer, que sigue siendo historia y que en la actualidad beneficia a familias de Ecmul, Euán, Tahmek, Polabam, Sinanché, Hoctún, Bocabá, Huhí, Sanahcat, Homún, entre otros. Dijo al POR ESTO!, Alfredo Puerto Manzanero, encargado de la hiladora San Lorenzo, en las Ruinas de Aké.
(Reportaje Especial: José Luis Díaz Pérez)