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Los acontecimientos políticos de las últimas semanas han sido particularmente interesantes por los actores involucrados y el comportamiento que han asumido de cara a la opinión pública.

El eje de todos ellos ha sido la iniciativa del gobernador Mauricio Vila Dosal para contratar un nuevo crédito hasta por 1,728 millones de pesos para obra pública, como una medida “contra-cíclica” ante la devastación económica que ha dejado la pandemia de COVID-19.

Comencemos por analizar qué han hecho y qué han obtenido las operadoras políticas del mandatario dentro y fuera del Congreso.

De entrada, ante el doble revés que la iniciativa ha recibido en el Poder Legislativo, el primero más contundente que el segundo, podemos afirman que las citadas operadoras han fracasado en sus intentos. María Dolores Fritz Sierra y Rosa Adriana Díaz Lizama han sido incapaces de cabildear un acuerdo eficaz con las bancadas de la oposición para garantizar al menos 17 votos, los necesarios para la aprobación de la iniciativa por mayoría calificada.

Ambas han platicado y se han reunido, ya sea personal o virtualmente, con políticos y políticas de todas las tendencias, han hecho una que otra concesión, han formulado declaraciones… y nada. Tampoco ha hecho mella en los diputados de oposición la política de medios del Ejecutivo que utiliza a dirigentes empresariales y obreros para presionarlos (ahora la CATEM protagoniza para el PAN el mismo papel que antaño la CTM y la CROC desempeñaron para el PRI). En cuanto a la guerra sucia, mejor ni hablar

Los que están enterados de las entretelas palaciegas aseguran que a Vila Dosal le gusta delegar responsabilidades en sus colaboradores y en sus correligionarios de confianza porque es marcadamente reacio a entrar en contacto directo con los políticos de oposición, como sí lo hace, por ejemplo, con las cúpulas empresariales en cuyo seno se siente muy a gusto porque de ese sector solo recibe apapachos y ninguna crítica.

Si Vila Dosal decide presentar por tercera ocasión su iniciativa de contraer nueva deuda, y no quiere correr el riesgo de otra humillación, creemos que ha llegado la hora de que cambie de estrategia, pues más de lo mismo no lo va a llevar a ninguna parte. En otras palabras, ya es tiempo que el señor gobernador se remoje hasta las barbas (literal) en la política-política (lo cual significa negociar con el PRI y más específicamente con Felipe Cervera Hernández, que es un factor de poder, le guste o no a Vila, y también, si me apuran, con los diputados y dirigentes de MORENA y PRD). Asimismo ayudaría mucho que Vila Dosal se serenara un poco, porque en el mensaje que transmitió vía redes sociales después de que su iniciativa mordió el polvo en el Congreso no pudo disimular su contrariedad y molestia contra los diputados que votaron en contra. Lamentablemente no tuvo una pizca de autocrítica.

Por cierto, ese mensaje, que fue marcadamente revanchista, una actitud que Vila Dosal no había exhibido con anterioridad, tuvo una doble resonancia no precisamente a favor del titular del Ejecutivo. Cuando se anunció el mensaje en horas de la tarde del 21 de mayo, muchos pensaban que el gobernador se referiría a la pavorosa cifra de muertos por COVID-19 de ese día (11 en total, un negro récord aún no superado) y que enviaría un mensaje de solidaridad a los deudos de todos los fallecidos, que ya sumaban 133, así como una exhortación a sus gobernados para que mantuvieran en alto la guardia en los momentos más críticos de la pandemia. Pero no, ni siquiera hubo una mención sobre el particular. Al gobernador le urgía cobrar la factura política a los diputados de oposición y ahí lo hizo. Lo demás es lo de menos.

Ahora bien. Algunos legisladores han comentado que la iniciativa del Ejecutivo no va acompañada de un catálogo de obras públicas específicas en las que se invertirían los 1,728 millones de pesos, como tampoco de información precisa sobre en qué municipios se harían, lo cual les da mala espina, además de que el gobernador pretende que le autoricen modificar lo que considere pertinente sobre la marcha. El Gobierno del Estado tiene suficiente tiempo para satisfacer esta exigencia que, por otra parte, es de sentido común y constituye en sí misma una medida de disciplina. Ya se sabe que donde hay desorden y metas poco o nada claras el diablo puede meter las manos y lo más seguro es que no sea el único.

¿Pero, se necesita realmente contraer más deuda, si se toma en cuenta que al menos para este año el Ejecutivo presupuestó más de 3,200 millones de pesos para obra pública? Eso lo discutiremos en otra ocasión, si hay tiempo y espacio.

Ahora pasemos a un segundo asunto: la división de la bancada del PRI.

A diferencia de la primera vez que se puso a consideración la citada iniciativa, cuando el tricolor votó en bloque por el no, en la segunda ocasión no ocurrió así. ¿Por qué, se preguntan todos? Lo más cómodo sería creer en las declaraciones de los diputados que dieron su voto a favor, en el sentido de que ahora sí lo hicieron por convicción y en ejercicio de su libertad soberana; pero hay un pero: ¿la primera vez no lo hicieron por las mismas razones? ¿Qué los motivó a mudar de parecer? ¿La pandemia? Ya estaba presente entonces. Les falta explicar ese pequeño detalle. En la política es interesante lo que se dice pero también lo que se calla.

Más bien nos inclinamos a pensar que Luis Enrique Borjas Romero y Lila Rosa Frías Castillo, entre otros, ya no quieren estar bajo la tutela de Cervera Hernández y desean desplegar su propio liderazgo, lo cual no tiene nada de malo, al menos desde su perspectiva. Ante el desgarriate que existe en el PRI, tanto a nivel estatal como federal, es claro que ya no es posible ejercer una férrea disciplina, como se acostumbraba en esa organización, ni tampoco incurrir en excesos, como expulsar a los diputados desobedientes de sus filas, a no ser que se desee pulverizar a ese partido aún más de lo que ya está. Veremos si Borjas y Frías tienen los tamaños y el coraje suficientes para desafiar a Cervera y disputarle la hegemonía que ejerce en estos momentos y también si cuentan con el poder de persuasión para conseguir más votos de esa bancada a favor de la iniciativa de Vila Dosal, labor en la que Fritz Sierra y Díaz Lizama han resultado manifiestamente incompetentes. Conviene estar atentos al desarrollo de este potencial conflicto en el seno de la bancada del PRI.

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