Miles de enfermos alcohólicos de Yucatán enfrentan el síndrome de abstinencia a raíz de la Ley Seca que ya dura casi dos meses. Algunos han acabado con sus vidas al ingerir alcohol adulterado o gel antibacterial.
Jorge, quien forma parte de AA, explicó que el hecho de que se haya cortado el suministro de alcohol a muchísimos enfermos ha provocado neurosis y violencia, sobre todo en los alcohólicos crónicos.
—El delirium tremens es la frontera final; el enfermo que entra en esa fase ve y siente cosas en el cuerpo, tiembla, suda en exceso, tiene mareos, no pueden dormir; en pleno sueño el cuerpo experimenta movimientos involuntarios o temblores; lo digo porque una amiga murió en la calle en Santiago hace muchos años, señala.
Relata que tuvo una frutería en el mercado de Santiago pero la perdió por beber alcohol todo el día; cuando le faltaba esta sustancia la cosa se ponía peor, ya que experimentaba irritabilidad, se volvía agresivo, no podía conciliar el sueño, las manos le temblaban, incluso recuerda que empezó a quedar loco.
—Es cuando mi familia decidió internarme en el O´Horán, donde los médicos me ayudaron mucho; luego fui con el padre Kemp y ahí empecé mi nueva vida, dijo Jorge.
—En las redes sociales mis hijos me muestran los comentarios contra la Ley Seca, muchos son muy agresivos, ofensivos, iracundos; algunas personas en sus escritos demuestran cuánta necesidad tienen de alcohol; muchos de esos comentarios son producidos por esa abstinencia, que lleva a la gente a decir cosas increíbles, indica.
Actualmente Jorge tiene 70 años de edad, lleva casi 12 años sin beber.
Mencionó que hace muchos años en el barrio de Santiago conoció a Teresa, una enferma alcohólica que falleció en la calle; era una mujer bella en su tiempo, era muy bailadora, iba a la Sala de Fiestas Caribe.
Recuerda que ella dormía en las bancas del parque, hasta que un día la encontraron muerta junto a una botella de aguardiente; “ella ya padecía delirium tremens; tenía movimientos involuntarios; a cada rato se rascaba la cabeza, los brazos y la espalda; yo nunca pensé llegar a ese grado, pero sobreviví”, finalizó Jorge.
Por su parte, Gimer, quien lleva más de 20 años de sobriedad, sabe bien qué es el síndrome de abstinencia alcohólica y lo que trae consigo la falta de alcohol en el organismo de un enfermo alcohólico.
—El alcohólico ingiere alcohol no por lujo, sino por una enorme necesidad; es como si una persona enferma experimentara mucho dolor, así se puede equiparar la necesidad de un bebedor, requiere su medicina y ese medicamento es el alcohol. Eso está motivando a mucha gente a ingerir toda clase de bebidas: alcohol de farmacia, alcohol isopropílico, gel antibaterial combinado con refresco y toda clase de bebidas de dudosa procedencia.
Nuestro entrevistado opinó que quitarle el alcohol a un alcohólico y a la fuerza, por tiempo prolongado, puede ocasionar que cuando la situación se normalice, recaiga con mayor fuerza y beba mayores cantidades de alcohol que antes.
La gente que se desespera por beber ante la falta de alcohol es por necesidad, es como si fuera un tranquilizante. Cuando una persona no puede beber, ya sea por falta de dinero o ahora por la Ley Seca, es desesperante; es como tener un dolor y no tener una pastilla para ese dolor.
Hay gente que compra alcohol pensando que es una botella de Bacardí, pero no es así, les venden metanol.
Cuando no hay nada para beber empieza la neurosis, el malestar, todo nos enoja, todo lo vemos mal, tiemblan las manos, experimentamos un dolor interno terrible por no poder beber.
Para enfrentar la abstinencia de alcohol se requiere de ayuda médica y de la terapia grupal de Alcohólicos Anónimos de los 12 pasos. Lo primero es aceptar que eres un enfermo, señala.
La mecánica de la abstinencia
Una vez que se ha generado una dependencia, retirar el alcohol al enfermo propicia el síndrome de abstinencia; la ausencia de la sustancia en el cuerpo provoca reacciones sintomáticas. Es por eso que en muchos casos terminar con el alcoholismo no es tan sencillo. La falta de esta sustancia también produce una serie de síntomas que, en ocasiones, pueden ser peligrosos por sí mismos.
Se denomina delirium tremens al cuadro confusional agudo producido por la privación alcohólica. Es causado por la interrupción de la ingesta de alcohol en bebedores crónicos que han desarrollado una dependencia física, y frecuentemente aparece después de entre 4 y 72 horas de abstinencia.
Los principales síntomas del delirium tremens son desintegración de la conciencia en que aparecen alucinaciones visuales, delirios, labilidad emocional y estupor; temblores, agitación psicomotriz y convulsiones también son frecuentes.
En una primera fase, empiezan a observarse síntomas vegetativos tales como ansiedad, taquicardia, mareos, inquietud e insomnio, provocadas por una subida de noradrenalina en sangre. Si se llega a la segunda fase, alrededor de 24 horas después de su aparición, la intensidad de los síntomas anteriores aumenta, con temblores incontrolables y sudoración intensa. También pueden aparecer convulsiones.
Finalmente, en la tercera fase (definitoria del delirium tremens), aparece un estado de alteración de la conciencia llamado obnubilación. Este está definido por la propensión a las distracciones y la confusión, junto con una profunda desorientación. Lo más característico de esta fase es la aparición de alucinaciones visuales (habitualmente microzoopsias) y delirios, junto con una elevada sensación de angustia. Asimismo, también se presentan agitación, taquipnea, hipertermia y taquicardia.
De no atenderse el caso, el enfermo puede fallecer.
(José Manrique)