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Más de 500 hectáreas sembradas de pitaya, papaya, sandía, melón, calabaza, limón, pepino y chile, en las que 800 pequeños productores invirtieron más de 50 millones de pesos, se perdieron en su totalidad a raíz de las inundaciones provocadas por la tormenta tropical “Cristóbal”.

La cosecha estaba próxima y esperaban obtener entre 150 y 160 toneladas por hectárea, con una ganancia de hasta 300 mil pesos; sin embargo, con los cinco días de lluvia continua lo perdieron todo y ahora el problema es que tienen que empezar de cero.

Silfredo Rosendo Erosa y Manrique, uno de los pequeños productores afectados por la contingencia, dijo que conformarán una comitiva para ir a la Ciudad de México con el fin de entrevistarse con el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, porque confían en que los apoyará, ya que desde su perspectiva las autoridades estatales han minimizado la situación que se vive en este pueblo.

Pérdida desastrosa “El panorama que estamos viviendo ahorita es desolador, es una pérdida desastrosa, más que la que ocasionaron los huracanes ‘Isidoro’ y ‘Gilberto’, porque hemos perdido unas 500 hectáreas de cultivos entre pitaya, papaya, sandía, calabaza, chile y berenjenas; yo sé que el Gobierno Federal nos va a responder porque el Presidente Andrés Manuel López Obrador es una persona que ha nacido de la nada, es una persona activa que ha visitado los Estados de Chiapas y Oaxaca, y ha convivido con la gente para rescatarla de la pobreza, de la miseria en la que los habían dejado los gobiernos anteriores; hoy en día queremos ser escuchados, ser tomados en cuenta, que vean que “Cristóbal” acabó con todas nuestras producciones y, por ello, nos vamos a organizar para ir a verlo a México, porque acá están minimizando las cosas”, insistió.

Expresó que, luego de trabajar 15 meses, estaban a punto de cosechar cuando todo se vino abajo con las intensas lluvias.

“La producción del campo varía dependiendo de las ganas que le ponga cada uno de los productores, pero si hablamos en cuanto a cultivo de papaya, desde el inicio de la siembra y hasta el final de la cosecha hablamos de 15 meses con una inversión de 200 mil pesos en una hectárea, con una producción de entre 150 y 160 toneladas; si hacemos un balance, este trabajo nos reditúa una ganancia de 300 mil pesos; nosotros comemos de estas ganancias, pero también tenemos que volver a sembrar inmediatamente; son recursos de nuestras propias familias que nos hemos ganado con el sudor de nuestras frentes a lo largo de tantos años de trabajo, porque si esperamos a que la planta termine para comenzar de nuevo vamos a desestabilizar nuestras economía, nos vamos a acabar nuestro capital; entonces, es un programa circulatorio para que no nos quedemos sin cosecha”, señaló.

Aunque el nivel del agua ha bajado, en algunos puntos aún alcanza el metro de altura y se pueden ver sandías que flotan cerca de las matas de papaya marchitas.

“Todos los cultivos que tengan sus raíces bajo el agua, en dos o tres días empiezan a pudrirse. Y eso es precisamente lo que nos ha sucedido aquí. Nos hemos quedado sin nada”, concluyó nuestro entrevistado.

Texto y fotos José Luis Díaz Pérez

Por Redacción Digital Por Esto!

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