Se levantan a las cuatro de la madrugada para llegar a las 6 horas a su trabajo, firman su asistencia, cada una toma su escoba y un tambo recolector e inician su jornada de trabajo: barrer las calles y juntar la basura.
La pandemia de COVID-19 propició que Ana Cecilia Méndez Lázaro, Luisa Madai Canché Uh y María Esther Camal Koh se quedaran sin empleo; dos de ellas tienen hijos y la otra ayuda a sus padres.
“Yo cuidaba niños con discapacidad en una escuela particular; ahí hice mis prácticas, pero ahora con la enfermedad todo terminó, ya no hubo más trabajo; yo ganaba 150 pesos diarios que me ayudaban para sostener los gastos de mi hijo y míos porque soy madre soltera”, nos manifiesta Ana Cecilia.
“Primero ha sido muy difícil porque no podías salir para nada a buscar trabajo, hasta que vi una convocatoria en las redes sociales sobre un programa de empleo temporal y me inscribí; entonces, pasaron dos semanas y me contactaron, ya tenía tres meses sin trabajar”, dijo.
Para esta joven madre fue un cambio inesperado en su vida, pero asegura que salir a barrer las calles no la demerita como mujer que lucha para salir adelante.
“Ahora hay que barrer las calles, recoger la basura, las hojitas que se caen de los árboles; es raro todo, fue un cambio radical, pero es lo que hay; tengo que trabajar porque además tengo un hijo de siete años, soy madre soltera; hay que buscar otras alternativas y no quedarse con los brazos cruzados hasta que pase la pandemia”.
“Es estresante, complicado, sin poder salir con mi hijo al parque y en ocasiones es triste y me gana la nostalgia no llevarlo al cine, todo está cerrado; es muy difícil, pero también quiero seguir estudiando, tal vez psicología, pedagogía, para seguir ayudando a los niños”, concluyó.
Por su parte, Luisa Madai, que trabajaba como mesera, se quedó sin trabajo porque su patrona le dijo que ya no tendría para pagarle y le pidió su renuncia con el argumento de que cerraría su restaurante.
“Antes trabajaba de mesera en un restaurante de Paseo de Montejo, pero cerraron por lo de la pandemia y me quedé sin empleo; me hicieron firmar mi renuncia porque la dueña dijo que no tenía cómo pagarme; me quedé sin trabajo y tenía que cubrir otros gastos; tengo una hermana que igual trabajaba como yo, pero ahorita no puede salir porque se encuentra indispuesta de salud; entonces, se vienen los gastos de la luz y otros servicios que se tienen que pagar y me urgía encontrar un trabajo de lo que fuera, aunque viva con mis papás porque igual mi papá se quedó sin empleo”, dijo.
Un poco extraña, pero…
–¿Cómo te sientes con este trabajo?, preguntamos.
“Al principio como no estás acostumbrada a este trabajo, pues te sientes un poco extraña, pero ya le agarras el ritmo y te acoplas”, responde.
A María Esther también la despidieron por la pandemia; ahora con muchas ganas barre las calles de Mérida, sin importar si hay mucho sol o si llueve, pues hay que trabajar.
“Antes trabajaba en un taller de reparación de ropa en Santiago, ahí duré un año y medio, pero de pronto me dicen que van a cerrar hasta nuevo aviso por lo de la pandemia; y así estuve dos meses y medio, desesperada porque con lo poco que me daba el papá de mis hijas comíamos, pero hacía falta otro poco y busqué y ahora hoy recorro las calles con mis compañeras; no hay que darnos por vencidas, hay que luchar”, manifestó.
“Me enteré por las redes sociales, alguien compartió que ocupaban gente para este tipo de trabajo y, con este problema de la pandemia, es muy desesperante y más porque al tener hijos ellos no saben si es la pandemia u otra cosa, ellos tienen hambre y te piden y tenemos que buscar de dónde; por eso me levanto muy temprano para mantener mi empleo y poder llevar el sustento a mis hijos”, apuntó.
Cabe señalar que estas tres jóvenes trabajadoras viven en diferentes colonias de la ciudad y todos los días madrugan para cumplir responsablemente sus labores.
“Yo vivo en Ciudad Caucel”, dice una”; “yo en Tixcacal-Opichén”, expone otra y la restante nos comenta que ella habita en Chuburná; las tres perciben un salario de mil 100 pesos a la semana y tienen empleo hasta diciembre:
“Ya llevamos poco más de un mes trabajando, ya queremos que termine la pandemia”, finalizaron.
Por José Luis Díaz Pérez