Todos los recorridos en truck hacia las diversas rutas de cenotes de Cuzamá y Homún, así como las visitas a decenas de esos atractivos naturales que se encuentran en cuando menos otras 30 localidades de la zona, se encuentran suspendidas desde hace tres meses con los perjuicios que ello ocasiona a cientos de familias que dependen de esas actividades recreativas y turísticas.
El cierre de esos sitios no sólo ha generado una crisis económica a los más de 500 trabajadores y sus familias que dependen directamente de esas actividades, sino también a quienes de manera indirecta se benefician del movimiento de visitantes como transportistas, guías de turistas, venteros de alimentos y tiendas, entre otros.
La denominada “Ruta de Anillo de los Cenotes” incluye a las siguientes comunidades: Cuzamá, Chinkilá, Homún, Grutas de Sanahacat, Tahmek, Kimbilá, Izamal, Tunkás, Chacmay, Temax, Uayalceh, Abalá, Cacao, Opichén, Acanceh, Chunkanan, Sabacché, Cenote Polaban, Hocabá parador, Hoctún, Citilcum, Chumbec, Tekal de Venegas, Parque Oxwatz, Sotuta de Peón, Mucuyché, Peba, San Antonio Mulix y Calcehtoc.
Hasta los animales resienten la crisis
En cada de estas localidades cuando menos existe un cenote enlistado entre los atractivos naturales que se ofrecen a los paseantes y en los que se emplean a varias personas para atender a los visitantes.
–No sólo nosotros estamos sufriendo de esta crisis, sino también nuestros animales, porque al no tener dinero les limitamos también su alimentación, aseveró José Manuel Pech Rodríguez, secretario de la cooperativa del Parador Turístico Xtojil, ubicado en Cuzamá.
Dijo que en este lugar trabajaban 23 personas que conducen igual número de trucks, jalados por sus respectivos caballos, además están quienes se dedican a la preparación de alimentos para vender entre los visitantes.
Añadió que la mayoría de los trabajadores solo dependen de esa actividad y ante la suspensión de los servicios la situación en la que se encuentran es crítica al no tener ningún ingreso para cubrir las necesidades básicas de sus familias.
Nada de apoyos
Acompañado del “truquero” Arsenio Pech Couoh, uno de los 23 que realizan el recorrido, comentó que desde mediados de abril entregaron en Palacio de Gobierno una solicitud de apoyo para acceder al Seguro de Desempleo por dos mil 500 pesos, pero hasta ayer no se les había respondido.
Consideraron injusto que la autoridad no los tome en cuenta cuando realmente son uno de los sectores que más han resentido los efectos de la falta de trabajo.
Observó que únicamente el Ayuntamiento de la localidad los apoyó al inicio de la contingencia sanitaria con 500 pesos y aunque dijeron estar agradecidos por esa ayuda, consideraron que es totalmente insuficiente porque solo sirvió para comprar un poco de alimento para los caballos.
En este parador turístico promovido como el “Santuario del pájaro Toh”, el recorrido dura casi tres horas en un tramo de 8.5 kilómetros, en el que se visitan cuatro cenotes: Xtojil, San Felipe, Ayuso y Sacpakal.
El precio del servicio es de 450 pesos por cuatro personas y de 500 por cinco y hasta seis como máximo, ya que los animales no pueden tirar de mucho peso, además de que también se cuida el aspecto de la seguridad.
“Peluche”, “Coyote” e “Iguano”
Aunado a que no hay trabajo desde hace tres meses, sostuvo que tienen que gastar en la compra de alimentos para los animales y al mismo tiempo darle mantenimiento a las instalaciones para que se mantengan en condiciones apropiadas a fin de prestar el servicio tan pronto se autorice.
Agregó que al saber que tienen que registrarse ante la Secretaría de Turismo del Gobierno del Estado para reactivar sus servicios, don José Manuel comentó que con el apoyo de sus hijos o familiares han intentado ingresar a la página digital de la dependencia, pero en ese sitio no existe hasta ahorita ninguna información ni orientación sobre el tema.
Los reporteros visitaron posteriormente el parador turístico “Tres Cenotes”, donde el servicio se presta con 42 trucks en un recorrido de 11 kilómetros para conocer y bañarse en tres cenotes: Chacsinic-ché, Bojonchol y Chan Ucil.
Al igual que en el lugar anterior, las unidades de transporte con nombres como “El peluche”, “Coyote”, “El iguano” y “Wech”, estaban descarriladas y enfiladas en ambos costados de las rieles en espera del reinicio de actividades.
Comedores vacíos
Cerca de las vacías casitas de paja que servían de pequeñas loncherías y áreas de comedores para los visitantes, estaban también amarrados varios equinos pastando y sacudiéndose la cantidad de tábanos y moscas que los acosaban.
En este lugar estaba el comisario ejidal, Eusebio Tzuc Be, quien hizo notar que por falta de dinero no pueden comprar repelentes y líquidos especiales, que en otras condiciones se les aplican a los animales para evitar esos insectos.
Coincidió con don José Manuel Pech, del parador Xtojil, de que los animales también sufren por la crisis debido a que no les proporcionan sus raciones completas de alimentos, precisamente por falta de recursos económicos.
Añadió que la falta de trabajo ha ocasionado que los “truqueros” se empleen de albañiles, leñadores o cualquier otra actividad para no morirse de hambre. Algunos de ellos, lograron incorporarse al programa federal “Sembrando Vida”, lo que les ha permitido tener algunos pesos para poder comprar alimentos.
Particulares
El horario de servicio que se prestaba y que esperan pronto reiniciar, es de ocho de la mañana a cuatro de la tarde.
El menú de alimentos que se ofrece a los paseantes incluye caldo de pollo, poc chuc, pollo asado, a 70 pesos la ración y 40 la media, así como panuchos y empanadas a cinco pesos la pieza.
A estos sitios llegan turistas locales y nacionales, así como también extranjeros de países como Bélgica, Holanda, España, Italia, Brasil y Argentina.
En esta comunidad de Cuzamá hay otros dos paradores operados por cooperativas que también ofrecen recorridos a otras rutas de cenotes, el de Chunkanan y el de Eknacan.
En el vecino municipio de Homún de igual forma funcionan varios cenotes con cabañas y restaurantes de alta cocina pero operados por particulares, como el “Santa Bárbara” ubicado a la entrada de la población.
Información: Rafael Mis Cobá