Hasta antes de la contingencia, las cancelaciones de vuelos eran esporádicas, pero conforme se agudizó la pandemia se hicieron más frecuentes y casi nunca las empresas avisaron oportunamente a los usuarios.
De las cuatro aerolíneas que continúan en operación, tres acumulan quejas.
Al comenzar la contingencia sanitaria, Interjet anunció que el 24 de marzo suspendería su vuelo a La Habana, pero lo hizo un día antes, lo que ocasionó que más de 20 cubanos quedaran varados por varias horas en el aeropuerto. Esta empresa tuvo que reducir sus salidas a dos por semana.
Durante abril y principios de mayo, Volaris tuvo varias cancelaciones, pero según las denuncias no devolvía el importe a los usuarios, sino que les entregaba un vale para viajar en otra fecha con un año de vigencia. A los pasajeros con viajes cancelados se les acomodaba en otros vuelos, pero no siempre se respetaba el orden en que habían llegado. Hubo personas que pudieron volar una semana después de lo que habían programado.
Las quejas contra Viva Aerobús son similares a las de Volaris: cancelaciones de última hora y ausencia de personal que oriente, además de aumento de precio al cambiar la fecha de viaje, aunque los usuarios no sean responsables.
El pasado 1 de mayo aproximadamente 20 personas llegaron a la terminal, pues debían viajar a Monterrey; el vuelo se registraba en la pantalla, pero minutos antes de las 9 de la mañana se canceló; la hora de partida era al mediodía; las personas comenzaron a llegar cerca de la diez de la mañana y se enteraron de la suspensión del vuelo; en el módulo de la aerolínea no hubo alguien que les informara; varios pasajeros lograron comunicarse y les confirmaron la cancelación, pero les dijeron que para cambiarles la fecha tenían que pagar $1,500 extra.
Varios usuarios aseguraron que interpusieron su queja ante Procuraduría Federal del Consumidor, pero aún no tienen respuesta.
(Elena Gómez)