Entre zumbidos de automotores y ráfagas de viento yacen a lo largo del Periférico de Mérida pequeñas edificaciones anónimas a manera de altares para homenajear y recordar a seres queridos que han perdido la vida en siniestros viales.
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Esta tradición de recordar a los muertos en las carreteras y caminos se torna particular en esta vialidad, ya que, incluso con la reducción de los límites de velocidad, resulta imprudente detenerse para apreciar las leyendas de estos nichos, así como también resulta peligroso visitarlos debido al alto flujo de vehículos.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Seguridad Pública estatal, en lo que va del año se han registrado 233 accidentes, que han dejado a 13 personas muertas y 190 lesionadas.
Las cruces en la orilla de la carretera resultan verdaderos monumentos a los difuntos, hay quienes incluso construyen pequeños nichos y espacios para depositar flores, aunque esto signifique tomar el riesgo de cruzar por los carriles de alta velocidad.
No faltan aquellas que permanecen en el anonimato.
Por Enrique Osorno