Rudy Edgardo Pérez Canché, de 49 años y su familia, llevan cerca de 10 años dedicándose a la agricultura ecológica, a través de los huertos donde cultiva una gran variedad de productos vegetales.
La contaminación de los agroquímicos que han llevado a la destrucción de ecosistemas, ha propiciado que algunas familias del municipio y el Estado apuesten por la agricultura ecológica, aquella vinculada a formas tradicionales de producción de alimentos complementada con nuevas técnicas de cultivo.
Desde hace casi una década, Rudy Pérez Canché, de la mano con su esposa Merly Adaluci Chan Poot, inició con el trabajo del huerto ecológico familiar con el que ahora brinda alimentos frescos y sustentables, a los suyos y a otras familias.
“Como padre de familia y tras enfermarme, me entró la preocupación por la alimentación y educación de mis hijos, fue entonces que realicé un huerto donde cultivé rábano, cilantro y lechuga; en un principio era sólo para el autoconsumo, pero poco a poco hubo para la venta local”, indicó.
Así nació el gusto y pasión por la agricultura que fue desarrollando de forma independiente por el lapso de 5 años, hasta que en cierta ocasión fue invitado a unirse a las filas de laEscuela de Agricultura Ecológica “U Yits Ka´an”, de Maní.
Participar en las actividades de la mencionada escuela por casi dos años le brindó la oportunidad de reforzar sus conocimientos en el ramo y aprender nuevas técnicas de cultivo; “la escuela me ayudó a impulsar el trabajo del huerto ecológico familiar que venía realizando años atrás”, reconoció el hombre.
El estar en contacto con ese trabajo propició que los dos hijos del matrimonio adquirieran el gusto por la agricultura; Carlos Edgardo, de 24 años, es ingeniero en Desarrollo Agroforestal y Eduardo Javier Pérez Chan, de 22 años, está cursando la carrera en Ingeniería Ambiental.
“Es un trabajo que realizamos en familia con la ayuda de mis hijos, a quienes les gusta todo lo relacionado al huerto. Eso nos ha ayudado para solventar los gastos en la casa y los de los estudios de nuestros hijos”, compartió Rudy.
Actualmente, la familia Pérez Chan cuenta con dos huertos ecológicos con sistema de riego por goteo, un huerto de 20 por 18 metros y otro de 30 por 25, donde tiene numerosas variedades de cultivos que van desde las hortalizas, verduras, frutas, entre otros productos vegetales.
El padre de familia compartió que inició cultivando seis variedades de productos y a la fecha cuenta con cerca de 50 especies, donde figuran más de ocho variedades de tomate, otras de lechuga, chile y cebollas (morada, blanca y de Ixil).
También cuenta con rábano, cilantro, remolacha, zanahoria, maíz, calabaza, camote, jícama, jamaica, eneldo, hinojo, arúgula, cúrcuma, jengibre, chaya, nopal, tunas, entre otras variedades de vegetales de la región.
Los años de trabajo le siguen brindando a la familia los conocimientos y experiencias para mejorar los procesos de producción y comercialización, así como el consumo responsable y sustentable de alimentos que producen en sus huertos.
“Cada variedad de cultivo tiene su ciclo de producción que va desde los 30 hasta 120 días, todo lo que se ve se puede producir durante el año, sólo es cuestión de saber el momento”.
Para garantizar la calidad de los cultivos, la familia prepara su propio fertilizante natural y/o compostaje orgánico, entre ellas: el elaborado con lombrices californianas, y también utilizan métodos naturales para el control de plagas; “Todo es ecológico, por la salud de las personas y el cuidado del medio ambiente”, destacó.
Además de impulsar el trabajo de la familia, la Escuela de Agricultura Ecológica de Maní le abrió el mercado para vender sus productos a varias familias en la ciudad de Mérida, a través del esquema “Comerciando hermanos”.
La familia platicó que desde marzo del 2020 dejaron de distribuir su producción de vegetales en la capital del Estado por la contingencia epidemiológica que desencadenó el coronavirus. Esperan que la venta se reanude a mediados de enero de este 2021.
Precisó que el año pasado dejaron de surtir por la pandemia cuando tenían mucha producción; “sí nos afectó y luego llegaron las lluvias y perdimos cerca del 40% de nuestros productos”, externó.
Por el momento, la familia está cosechando la producción de tomates de diversas variedades, misma que pone a la venta local; “ahora tenemos el tomate criollo que ha persistido desde nuestros abuelos”.
Finalmente, el señor Rudy externó la satisfacción que le brinda el trabajo de la agricultura ecológica, que si bien implica otras actividades de cuidado, el resultado se observa en los alimentos de calidad para las familias y el cuidado al medio ambiente.
La implementación de la agricultura ecológica, aquella caracterizada por no utilizar productos químicos durante el cultivo y producción de alimentos, es una necesidad que se ha presentado desde hace mucho tiempo, sobre todo ante las circunstancias que se viven en la actualidad.