Yucatán

El piloto Roberto Valdez hizo de su pasión un estilo de vida en Yucatán

Además de ser piloto privado y comercial, Roberto Valdez Ferráez incursionó en la comercialización de productos de aviación
Martin Zetina

Para Roberto Valdez Ferráez manejar un avión es más que una profesión, sino también una pasión, un estilo de vida, por lo que, no se conformó con ser un piloto privado y comercial, también incursionó en la comercialización de todos los productos que tienen que ver con la aviación.

La tienda VFR, que abrió un 5 de julio del 2014, está ubicada en la calle 21 por 28 de la colonia Crescencio Rejón, no se parece a ninguna, pues destaca por tener la parte frontal y fuselaje de un avión carguero sobre el techo, el cual se puede apreciar desde la vía que conduce a la terminal aérea, táctica que le ha funcionado bastante bien, porque más que un negocio, reiteró, “pretende ser un vínculo entre la aviación y la comunidad, especialmente con las personas aficionadas a esta profesión”.

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Roberto Valdez señaló que muchos piensan que el nombre de la tienda significa Visual Fly Rules (Reglas Visuales de Vuelo), cuando en realidad son las abreviaturas de su nombre, pero al revés, estrategia que utilizó para atraer la atención de los clientes.

Reconoció que varios de los trabajadores del aeropuerto de Mérida llegaron ahí, gracias a los paseos que previamente les hizo para que conozcan el mundo de la aviación, con permisos que gestionaba ante las autoridades competentes para que pudieran recorrer las diferentes áreas.

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Mencionó que una de esas personas es Rodrigo Gómez, quien llegó a su tienda y le pidió le mostrará los hangares y otras instalaciones del aeropuerto, porque le apasiona la aviación, con el paso del tiempo, lo volvió a encontrar ya como piloto privado y cuando le preguntó cómo le hizo para llegar a ser piloto, éste le respondió “gracias a que tú me trajiste, comencé a trabajar limpiando los aviones, junté algo de dinero y me inscribí a la academia Ave Fénix y hoy puedo pilotear un bimotor”.

Ingeniero Industrial

El piloto platicó que, a su papá no le gustaba que estudiara esa carrera, porque es muy cara, por lo que, en su momento, lo inscribió en la Facultad de Química, del Instituto Tecnológico de Mérida, donde sólo estudio dos años, pero como quería ser piloto abandonó esos estudios, motivo por el que su papá se enojó mucho; sin embargo, comenzó a trabajar para reunir fondos y con ello pagar sus estudios de piloto comercial.

Trabajo escaso

Explicó que, aunque una persona logré obtener su licencia de piloto comercial o privado, no es garantía de tener trabajo seguro, ya que por ser una profesión muy cerrada, sobre todo ahora por la pandemia, porque muchas de las personas que solicitaban el servicio de un piloto privado comenzó a escasear, como ejemplo, dijo que en marzo del año pasado dejó de pilotear cinco aviones de diferentes capacidades y como instructor de vuelo de la academia Ave Fénix.

Actualmente sólo es instructor de vuelo y en ocasiones opera un avión tipo 206 y uno de modelo Cirrus F-50, de una empresa comercial ferretera, que tiene una nave con un tablero totalmente digitalizado y automatizado, incluso su sistema de aterrizaje, con una autonomía de cinco horas.

La pasión es lo más importante 

Para Roberto Valdez, lo que define a un piloto no es el tipo de avión que dirija, sino la pasión con la que uno se desempeñe, por eso disfruta mucho enseñar a los muchachos las técnicas para volar, por lo que siente una gran satisfacción cuando suelta los mandos y les pide que vuelen solos, y ver cómo éstos realizan sus “toques y sus despegues” con bastante destreza, los curso que hoy cuestan entre los 100 mil pesos como piloto privado a 900 mil pesos la licencia de piloto comercial.

Aclaró que hay aviones que consumen, en promedio, un litro de combustible por cada minuto de vuelo, o sea unos 60 litros por hora, es decir, alrededor de unos mil 200 pesos para dar una vuelta de Mérida a Progreso.

Tipos de pasajeros

Detalló que los empresarios de Chiapas, Tabasco y Campeche son los que más utilizan el servicio de vuelos privados por razones de seguridad, rapidez, personas a las que inclusive las ha llevado a Guatemala, Venezuela, Nicaragua, Belice, Estados Unidos, así como a diferentes estados del norte y centro del país, entre ellos los propietarios de una granja acuícola de Villahermosa “Dos Lagos” de Peñitas, quienes iban a buscar alevines de Tilapia.

Lo confunden con narco en Nicaragua

Platicó que en cierta ocasión, los confundieron con narcotraficantes en Nicaragua, donde permanecieron detenidos de siete de la mañana a las ocho de la noche, los investigaron a fondo hasta que comprobaron que realmente eran comerciantes de tilapias, incluso, lo obligaron a que abriera los registros de la nave y al final sólo les dijeron “usted disculpe”, y todo porque tenía como copiloto a una persona de apellido Escobar, José Sierra Escobar, que en esa ocasión no voló y al que le hablaron para confirmar los datos.

“Lo mejor fue que después de esa mala experiencia jamás volví a tener problemas con las autoridades de ese país”, dijo.

Actualmente, comenta Roberto Valdez, que ya logró más de seis mil horas de vuelo y lo que más le satisface en transmitir sus conocimientos a las futuras generaciones, “ya que no todo en la vida es el dinero, sino el cariño y el aprecio de la gente”.

Recordó que antes era mucho más complicado volar, porque uno estaba sujetos a los instrumentos y bases terrestres a las que se tenía que reportar de manera constante, mientras que hoy la mayor parte de los aviones cuentan con sistema digitalizado muy similar a las plataformas del servicio de transporte, “sólo se le indica el destino y el sistema marca la ruta más corta y segura, no hay forma de perderse cuando uno se encuentra en el aire”.

La tienda

Respecto a la tienda dijo que, en ella se puede adquirir toda clase de artículos relacionados con la aviación desde insignias, hasta diferentes modelos de aviones a escala, gorras, trajes de piloto, incluso hay timones de avión, asientos y partes de toda la aeronave, incluso, donde imparte cursos de vuelo, está decorada con una parte del fuselaje de un avión Boeing 727 y sus respectivos asientos, una mesa de bar con alerones de un avión y otra con la puerta trasera de un avión, hélices y otras piezas para los coleccionistas.

Mencionó el instructor que, la parte trasera de la aeronave, que está sobre el techo, uno de sus tíos se la llevó a su casa en San Antonio Tesip y la convirtió en una habitación, “le quedó muy bonita”.

Por último, recordó que a finales de septiembre del 2019 sufrió un percance en Minatitlán, Veracruz, cuando intentaba aterrizar, se le apagó uno de los motores, y casi llegando se detuvo el otro, por lo que de milagro logró aterrizar a un pastizal a un costado de la pista, incidente donde ni él ni la nave sufrieron daños, “nada más que una enlodada de la panza de la nave”; la cual volvió a operar al mes siguiente, después de haberle cambiado los motores averiados.

Finalmente, lamentó que las autoridades dejaran de realizar la celebración del Día de la Aviación, cada 3 de diciembre, “la última vez que se hizo fue en 1995, organizada por el comandante José Bolio Suárez”.

Valdez Ferráez es egresado de la desaparecida Escuela Peninsular de Aviación, a la que ingresó en 1997, sus instructores fueron Gabriel Chan y Gabriel López Rodríguez, mejor conocido como “Pantera” (+), de las cinco generaciones que egresaron, sólo dos se encuentran activos, hoy sólo hay dos escuelas para pilotos Ave Fénix, con más de 30 años y Iflay, que es más reciente.