Productores de la región de Tizimín aún se están recuperando después de las afectaciones que resintieron el año pasado por la pandemia, los fenómenos naturales y la presencia de plagas, pero mantienen la esperanza de que este 2021 sea un año muy distinto, aunque la pandemia siga presente y los continúe golpeando.
Productores como Víctor Briceño, quien tiene su huerta ubicada en el Oriente de la ciudad, señaló que después de todo lo vivido a causa de los efectos provocados por los pasados fenómenos naturales, que estuvieron presentes de manera seguida y ocasionaron daños a los cultivos, poco a poco se están levantando.
Las lluvias y las inundaciones provocadas por las pasadas tormentas y huracanes dañaron gravemente al sector agrícola, en lo que respecta a su vivero, todo el cultivo se perdió por las inundaciones, además de que hizo crecer muy rápido la maleza, “hubo mucha pérdida, apenas nos estamos recuperando, normalmente el campo, la hortaliza no está así, siempre luce bonito, todo colorido, pero los efectos que causaron los cambios climáticos nos perjudicaron, por eso ahora apenas terminamos de desmontar la hierba”, agregó.
Añadió que la pandemia es otro factor que los sigue afectando, “desde que empezó todo se suspendieron diversas actividades, en el caso de los productores bajó demasiado la producción, las ventas, y eso se sigue reflejando en la economía porque también se suspendió la feria que era nuestro fuerte porque llegaban muchos visitantes, a quienes se les comercializaba, ahora ya no estamos sembrando lo mismo porque han bajado las ventas, apenas estamos surtiendo, de manera local, a los comerciantes del mercado municipal”.
Ramón Kuyoc Ayala, trabajador en esta huerta, explicó que la situación, en lo que respecta a la producción de hortalizas, ha bajado, sin embargo, en este año que inicia esperan sea diferente al anterior.
El agricultor explicó que apenas se están levantando, sembrando lo que tiene más demanda en la región que es rábano, cilantro, lechuga y hierbabuena, “el proceso que se realiza para la siembra primero es la limpieza del terreno, luego se le agrega abono, se remueve, se realiza el rayado de eras para ponerle medidas tanto de largo como de ancho, de ahí se procede a extender, formar, rallarlo y ponerle lo que es la semilla, después de la siembra empieza el regado diario mediante aspersión y, al cabo de 25 a 28 días, está listo para ser cosechado”, precisó.
Kuyoc Ayala señaló que para el cuidado de los cultivos se utilizan diferentes fertilizantes como nitrógeno, triple 18, dependiendo del criterio del agrónomo, que elige el que le puede beneficiar, pues al abonarlo y fertilizarlo se obtiene un mejor desarrollo en su crecimiento.
Describió que en el cultivo del rábano se tiene buena producción, desde que inicia el clima frío de octubre hasta principios de marzo, “este clima beneficia al cilantro y a la lechuga, luego, de abril a septiembre, es una temporada larguísima en la cual el rábano no logra su tamaño regular debido a las lluvias, el sol y otras afectaciones climáticas”.
“A veces las lluvias caen muy ácidas y los afecta porque quema las hojas y el tallo, mucho producto se pudre y por lo mismo escasea, no hay mucha producción para comercializar, ahora lo que se está cosechando es lo que se está vendiendo de manera local, aunque por la pandemia ya no hay buenas ventas como antes”, dijo.
Ricardo Góngora, quien lleva más de 50 años dedicado a la siembra y producción de hortalizas, manifestó que sí se tuvo un año muy difícil, inició con la pandemia cuando se paralizó el trabajo y las ventas, luego se vieron dañados por los efectos de los fenómenos naturales, sin embargo, añadió que, aunque hay pérdida, todo es normal para un agricultor.
El entusiasmo, la alegría, la motivación y el empeño es lo que él plasma en su oficio como campesino, que por más de cinco décadas ha visto altas y bajas, pérdidas y buena producción, “pero hay que levantarse y seguir con la misma actitud”, concluyó.