Los Xoloitzcuintles son asociados a Xólotl, el dios de la muerte, con los cuales, según las creencias antiguas, deberían ser bondadosos si querían gozar de una muerte agradecida y sin sufrimiento. Wilberth Antonio Rodríguez Solís, criador de esta raza de canes, señaló que las peculiaridades de este tipo de perros y las historias basadas en las ánimas le hicieron adquirir un ejemplar, sin embargo, la presencia que transmiten hizo que valorara la crianza de estas especies.
“La crianza de los Xolos no es complicada cuando se hace con gusto y amor, aunque se tiene que tener cuidado, ya que al no tener pelo ni dentadura tienden a tener padecimientos dermatológicos y bucales. La gente cree que tener un perro, cualquiera que sea la raza, es sólo alimentarlo, pero implica muchas cosas. En este caso, los rayos ultravioletas afectan más a los Xolos, por lo que hay que mantenerlos humectados, darles una alimentación balanceada y revisión bucal constante”, externó.
Rodríguez Solís apuntó que lo que más le atrajo del Xoloitzcuintle es su carga cultural. “Casi nadie sabe que en la época de la colonización española el xolo estuvo al borde de la extinción, pero los pobladores salvaron la raza por su significado y lo que representaba para ellos. Akamura (su mascota) es mi compañera y es parte de mi familia, y guiará mi alma al inframundo cuando sea mi hora”, finalizó.
Estos animales eran valorados por su simbolismo espiritual y relación con la muerte. Hoy en día, criadores de esta raza señalan que sus cuidados son especiales, además aseguran que la presencia que transmiten es invaluable.
Esta particular raza de canes ha sido venerada desde tiempos prehispánicos, pues la antigua creencia, es que estos animales eran guardianes de los espíritus, que guiaban a las almas de los fallecidos por el largo y dificultoso camino por Mictlán (la ciudad de los muertos) y su función más importante que se creía cumplían los Xoloitzcuintles, era la de ayudar a pasar a las almas por un profundo y caudaloso río que atraviesa la tierra de los muertos.
Si la persona en vida había tratado mal a los animales, especialmente a los perros, el Xolo se negaría a ayudarlo a cruzar, por lo cual perecería y no sería capaz de pasar, sin embargo, si la persona los había tratado bien cuando se vivían, el Xolo tomaría el alma, la pondría sobre su lomo y la llevaría a salvo hasta el otro lado.
La leyenda cuenta que si éste es de color negro, no podrá llevar a las almas del otro lado del río, pues su color indica que ya se ha sumergido en el río y ha guiado a suficientes almas a su destino. De igual forma, si era blanco o de color muy claro, tampoco podría atravesar el río, pues eso significa que es muy joven y aún no ha podido alcanzar la madurez para lograrlo. Solamente cuando son de un color gris jaspeado podría llevar a cabo esta importante tarea.
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JG