En “promesa de campaña” quedó el apoyo que la actual administración del municipio le aseguró a Lucila Pech Dzul para que se pueda ayudar a solventar los gastos económicos y médicos de su hijo, Freddy Tamayo Pech, de 49 años, quien padece de epilepsia desde que era un niño.
La epilepsia que padece Freddy le impide salir a trabajar por su propia cuenta. Su madre mencionó que, cuando vivía su esposo, su hijo trabajaba con él y lo supervisaba si le llegaba a dar algún ataque en su terreno. “Cuando mi esposo vivía, mi hijo se iba a chapear con él, pero desde que murió hace cuatro años, Freddy dejó trabajar porque en cualquier momento le podía dar un ataque y no habría quien lo ayude”, comentó Lucila.
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La ciudadana mencionó que, hasta la fecha, la Edil no se ha acercado a su domicilio, una promesa que, dijeron en su momento, cumplirían de ganar las elecciones. Desde que le quitaron el programa de discapacidad a su hijo, la familia ha tenido que sortear muchas dificultades económicas, pues ese apoyo los ayudaba a solventar sus gastos. “Sólo con mi apoyo de ‘65 y Más’ es con lo que me sostengo, pero no me alcanza, tengo mi pequeña tiendita, pero ya no hay venta”, señaló.
Las bajas ventas que Lucila ha tenido en las últimas semanas agravan la situación, pues esto ha ocasionado que no pueda adquirir más productos para vender: “las personas me han dejado de comprar y se van a otras tiendas. No vendo mucho, solo lo básico, no tengo otra forma de generar más ingresos”, expresó la entrevistada. La edad de Lucila le ha impedido poder salir a buscar trabajo, ya que dice que, por los años que tiene, ya no la aceptarían en ningún lado.
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Una de las hijas de Lucila sostuvo que cuando pasaban los políticos en tiempo electoral le prometieron apoyarla con un pequeño empleo, e igualmente le aseveraron que se encargarían de devolverle el apoyo de discapacidad que habían perdido. “Le prometieron darle un empleo en el Ayuntamiento, pero nadie de los que iba a verla a la casa ha regresado”, dijo.
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