Yucatán

En Tixkokob, joven mantiene viva la tradición del urdido de hamacas

El joven Félix Meseta Aké estudió y se recibió en Administración, pero el destino lo llevó por el sendero de sus abuelos
El apoyo fue vital para ingresar al mundo del comercio de hamacas / José Alfredo Islas

“Cuando eres estudiante te llenas de ilusiones de que, al terminar tus estudios, ejercerás lo que te animó a forjar tu futuro, pero después te llevas una decepción al ver que las cosas no son como tú te imaginas y tienes que verlo de otra forma, como en estos seis años que llevo en el mundo de las hamacas”.

Esto dijo Félix Meseta Aké, quien estudió y se recibió en Administración y, por azares del destino, siguió la tradición de sus abuelos al ingresar en la industria de las hamacas. Al principio le costó trabajo abrirse paso en el ramo, ya que son muchos los que abarcan el mercado, pero había que buscar un detalle que no estén utilizando y eso fue la punta de lanza para ingresar al mercado de las hamacas.

Noticia destacada

Hamacas, una tradición familiar en Tixkokob

Noticia destacada

El verdadero origen de las hamacas y su llegada a Yucatán

“Tal vez se vea un poco incongruente después de batallar con los comercios que tienen dominado el mercado, donde no hay espacios para sobresalir, había que ver cuál era el punto que está escondido y vimos que la mejor manera de ofrecer las entregas al cliente que le llegara hasta su domicilio, a la comodidad del hogar, era ingresar al mundo de la tecnología que son las redes sociales”.

“Para lograr eso, había que ingresar la mercancía, subir y que el cliente escoja, vea y adquiera, lo cual fue un éxito, ya que no es común que una hamaca se compre sólo por las redes sociales porque no ve la mercancía que se está comercializando. Ese era el punto que la competencia no había hecho y en eso nos abocamos e incluso contratar a las paqueterías para hacer las entregas hasta la puerta de los clientes que las adquieren. Hay quienes la piden para 24 horas después de comprar y se les envía por mensajerías”.

“También se puede decir que ahora están terminando esas épocas en que para vender se tenía que caminar por horas. Ahora, hasta ellos mismos las compran y después solo las entregan, con subirlas en las redes las venden y sólo las llevan a entregar”.

En este negocio, dijo que de él dependen más de 400 personas que se dedican al urdido en comisarías de otros municipios y diez directos, ya que no hay mano de obra local porque prefieren ingresar a trabajar en fábricas o viajar a Mérida.

SY