A las causas del suicidio, que es un fenómeno multifactorial, se han sumado nuevos factores que ha traído consigo la pandemia por COVID-19, como la crisis económica y la frustración, entre otros, lo que ha generado que, en el caso de Yucatán, el número de casos consumados en lo que va del 2021 sea mucho más elevado que en otros años, expuso el doctor Gaspar Baquedano, especialista con más de 30 años en la suicidología.
Informamos que con el caso que se dio el sábado pasado, de un hombre de 40 años en Kanasín, en Yucatán suman 52 suicidios en el Estado en lo que va del año.
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Sobre este tema, Gaspar Baquedano, titular del proyecto Escuela de Conciencia (ECO) y encargado del Programa Integral de Atención al Suicidio (PIAS) del Hospital Psiquiátrico “Yucatán”, dijo que la situación de pandemia contribuye, sumándose como un factor más a los casos de suicidio, pues afecta muchos aspectos, como el económico o las relaciones sociales mismas.
“Hay familias ya desesperadas porque han perdido sus fuentes de ingreso, pierdes negocios, no hay recursos, a lo que también sumamos la fata de comunicación presencial con familia, con las personas”, dijo.
“Lo que yo pienso es que no todos tienen la capacidad de resolver este problema, la soledad y la carencia económica; muchas de esas personas que cometen el suicidio, probablemente, ya traían alguna situación de tipo depresiva. Lo que más se está dando es crisis de ansiedad y depresión, que de alguna manera ya estaban allá controladas en condiciones no pandémicas, pero viene este factor tan fuerte que desajusta todos los mecanismos de defensa y algunos son más vulnerables que otros”, expuso.
A lo anterior, comentó, hay que sumarle el alto consumo de alcohol y drogas que se pudiera estar dando en el encierro.
Reiteró que hay que tener en cuenta que el suicidio no es un asunto estrictamente psiquiátrico, porque es un proceso complejo, multifactorial, al que se suman estos aspectos que trajo consigo la pandemia.
En algunos casos, agregó, también tiene que ver un factor de problemas de orden depresivo genético, pero no todas son por un problema bioquímico, sino que son depresiones reactivas, que responden a un contexto muy difícil de superar, frustrante.
“Creo que esa es la palabra clave. La frustración es muy grande para todos nosotros y aquellos que de por sí ya tenían una intolerancia a la frustración por diferentes motivos, es cuando revienta el problema en esta población vulnerable”, comentó.
El especialista comentó que, además, las condiciones mismas de la pandemia han hecho más difícil que la gente pueda recibir atención, porque no hay servicios presenciales, la mayoría son en línea, y no toda la gente tiene acceso.
SY