Hace unos 25 años los sacerdotes Atilano Ceballos Loeza y Luis Quintal Medina, ambos oriundos de esta ciudad, se propusieron la recuperación de la abeja maya, que ya estaba en peligro de extinción, recorrieron casi todo Yucatán comprando las pocas abejas que quedaban para enseñar a un grupo de jóvenes el cultivo, cuidado y cosecha de la miel, fundando una escuela con nombre U Yits Ka'an.
El sacerdote Luis Quintal Medina, por medio de una entrevista, comentó que se dedica a promover la conservación de esta especie de abejas que son conocidas como ““Abeja Sagrada Maya”, quienes producen propóleo, polen y miel medicinal.
Hace unos 25 años los sacerdotes Atilano Ceballos Loeza y Luis Quintal Medina, ambos oriundos de esta ciudad, se propusieron la recuperación de la abeja maya, que ya estaba en peligro de extinción, recorrieron casi todo Yucatán comprando las pocas abejas que quedaban para enseñar a un grupo de jóvenes el cultivo, cuidado y cosecha de la miel, fundando una escuela con nombre U Yits Ka'an.
El sacerdote Luis Quintal Medina, por medio de una entrevista, comentó que se dedica a promover la conservación de esta especie de abejas que son conocidas como “Abeja Sagrada Maya”, quienes producen propóleo, polen y miel medicinal.
Quintal Medina agregó que la producción es anual y comienza en estas fechas de la Primavera, aunque la mayoría de los productores espera un mes más para comenzar la cosecha oficialmente.
En esta población son varias las familias que se dedican a la apicultura, y a preservar esta clase de abejas, que entre sus características esta no tener aguijón. También existen varias especies, como la conocida meliponina o melipona silvestre de Yucatán.
Comentó que otra de las características de estas es que se cultivan en troncos de “Jabín”, “Huano” “Chacá”, entre otros.
Otras de las personas que cultivan esta clase de abejas en la localidad se encuentra Juan Borge y Manuelita Oxte, quienes en los patios de sus casas tienen a los “mojones”, donde las abejas producen la miel que cosechan y distribuyen entre sus clientes de esta ciudad y de la Capital del Estado.
Manuela Oxte que trabajar con la abeja melipona dijo que, “es un orgullo, de alguna manera estamos conservando una tradición de nuestros ante pasados, también de satisfacción, primero es saber que ayudamos con la salud de las personas que la consumen y también es una forma de empleo el ganarse los centavos para el sostenimiento familiar”.
Aclaró que aprendió este oficio de apicultura de su padre “Fito Oxte”.
SY