Actualmente se abren más espacios para las mujeres en los diferentes ámbitos laborales, donde no se acostumbraba observarlas trabajar, por lo cual en su día se les reconoce su valía como pilares fundamentales de la sociedad.
A diario, como grandes guerreras, desarrollan diversas actividades en las que comúnmente se desempeñaban los hombres, tal y como lo realiza Neftaly Aylane Perera Alcocer, quien es rotulista; mientras pintaba las flores en la fachada de un comercio compartió que nació con este don y sin importarle que no sea común este trabajo para las mujeres lo desarrolla para marcar la diferencia.
Ella expuso que “todas podemos hacer lo mismo en todos los ámbitos de vida con perseverancia y actitud”. Recomendó no perder la fe en sí mismas y todo lo podrán lograr.
Raquel Choc Dzib trabaja como despachadora de combustible en una gasolinera y manifiesta que las mujeres tienen la capacidad para laborar donde sea, siempre y cuando existan las oportunidades. También externó que se pueden desempeñar excelentemente y que, incluso, la mayoría de ellas, a sabiendas de que dependen de su empleo para mantener a sus hijos, siempre buscan conservarlos, dar lo mejor de sí y demuestran mayor responsabilidad.
Fátima Sosa Balam es madre soltera y junto con Lila Canul Chan, viuda, emprendieron el negocio de venta de raspados en las calles, lo denominaron “La Esperanza del Sabor” porque, según refieren, cada día Dios les ayuda a tener la esperanza en él para conseguir el sustento para alimentar a sus hijos.
Indicaron que no es común observar a venteras de raspados, pero que ellas demuestran que en los trabajos no hay géneros que determinen quien o no puede desarrollarlos, sino solamente compromiso y empeño para salir adelante, y recomendaron a las mujeres que, en estos tiempos ante la carencia de fuentes laborales, pueden autoemplearse, pues “basta imprimir esfuerzo y perseverancia para conseguir el sustento para la familia”.
Ambas no se dejan vencer pese al cansancio, siempre caminan con la firme esperanza de vender la mayor cantidad de sus productos.
En tanto, Daniela Jaqueline Huchim Canché , una mujer policía, mencionó que este oficio le atrajo porque es una noble labor que no es exclusiva de los hombres y en ella puede ayudar a la gente, velando por su seguridad y vigilando que se cumpla el orden.
Puntualizó que el trabajo es una bendición que hay que aprovechar.
Por su parte, María Concepción Ku Couoh, de 84 años, cuyo marido murió hace mucho tiempo, comercializa algunos chiles y codzobes en el Mercado Municipal, ella reveló que trabajar un día más es una dicha y da gracias a Dios por tener la fuerza y la salud para acudir al lugar donde vende para conseguir el pan de cada día, pues junto con su hijo logra los recursos para sobrevivir, por lo que no concibe que se exhorte a las mujeres a no mover un solo dedo, cuando en estos tiempos es muy necesario que también aporten a diario para cubrir los gastos del hogar.
“En las comunidades rurales son los ejes que dan empuje a toda población, al tener muy presente que sin ellas muchas actividades propias de la cultura de la región que se llevan a cabo en las comisarías, ejidos y rancherías del municipio no serían posibles y quedarían en el olvido”.
Las mujeres cultivan y cosechan las hortalizas para la familia, sacan agua del pozo, crían a sus animales domésticos, que también en su momento les servirán como alimento y por ello nunca se quedan sin nada que comer, esto se debe en gran medida al esfuerzo, aptitudes y conocimiento de cada una de ellas y por ello se les homenajea y se les agradece su existencia, ya que además de cumplir con sus tareas preservan la cultura y las raíces del pueblo; desde el seno familiar se les forma para ser responsables del cultivo, la cosecha, la crianza de animales, la recoja de leña y la preparación de los alimentos.
Un digno ejemplo de estas heroínas de las poblaciones rurales es Irma Noemi Cauich Poot, quien desde temprana hora en la comisaría de X-Bohom se dedica a criar sus gallinas, pavos, a dos bovinos y a cocinar para su esposo José Reyes Pisté Chan.
A diario, como grandes guerreras que son, desarrollan diversas actividades, desde labores como de la casa, hasta las que realizan como autoempleadas o desempeñándose en el sector laboral; ellas se desenvuelven con gran entusiasmo, aptitud y habilidades en diversas tareas. Desde las más insignificantes hasta las que requieren destreza, creatividad y estudios; desde muy temprano salen de sus hogares en busca del pan de cada día para obtener los pesos necesarios en el sustento familiar y en especial para alimentar a sus hijos.
Así es como estas heroínas dignas de admiración desarrollan acciones o labores significativas, se ganan la existencia dando lo mejor de sí, contribuyendo al desarrollo de la sociedad con sus aportaciones, por esto y más, por su gran valía en los diferentes roles que ejercen, son dignas de admiración y reconocimiento y por ello han ganado su lugar de importancia en cada ámbito de vida.
SY